Entre concierto y concierto, nada mejor que tumbarse un poco para recuperar fuerzas y acercarse al Mercado de la Luz, en el que degustar galletas de trigo autóctono de A Castrexa, pasar un buen rato con los juegos de Brazolinda, no tener miedo a embarrarse para aprender alfarería e incluso ver en funcionamiento el huso y la rueca.
-¿Hay siempre esta cantidad de niños?
-¡Y más!
Los pequeños tienen su propio espacio en el Festival de la Luz, un área infantil con escenario propio y en la que tanto se puede aprender a hacer pizza como empezar a desarrollar apego por la literatura con la Libraría Pedreira. Pero claro, los más pequeños han venido a jugar. Así que en su espacio propio también hay hinchables, globoflexia, pintacaras y juegos tradicionales.