«A 47 metros 2», ¿para cuándo una merluza mutante?

Miguel Anxo Fernández

CULTURA

Fotograma del filme «A 47 metros 2»
Fotograma del filme «A 47 metros 2»

Con los tiburones que quieren a los submarinistas por alimento, el director Johannes Roberts se podría haber ahorrado la secuela del primer filme, que ya lo contaba todo

24 ago 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

La culpa es de Spielberg y su Tiburón (1975). Desde entonces Hollywood la tomó con toda clase de bichos, pero sobre todo con el tiburón blanco del que leo que mide hasta ocho metros, tiene el hocico puntiagudo, es agresivo y posee mucho apetito. Tanto que en A 47 metros 2 dos o tres se meriendan a unos cuantos del género homo (lo de sapiens ni se les supone). Esa algo más de media decena de submarinistas en aguas de Recife se merecen servir de pitanza para escualo por lelos. Allí abajo hay unas ruinas misteriosas de una antigua civilización, con sus pasadizos y lo que les cuelgue. Se podrá decir que el espectador juega con ventaja, que se huele la escabechina, y los del neopreno ni se enteran. Cierto, aunque tampoco, sobre todo cuando comienza la fiesta y lo normal es pasar de la última copa y largarse corriendo. Y el espectador a esperar tan ricamente a ver quién será el siguiente. Para más narices, este Roberts, un realizador británico de Cambridge, ya perpetró la anterior hace dos años, gastándose cinco millones y acumulando cien de recaudación a nivel global.

Era lógico repetir la jugada, pero claro, no basta con cambiar de sitio al personal y a los bichos, de ahí que esta película ya la hayamos visto. Excepto los últimos diez minutos, que tienen un pase por estar bien dosificado el suspense, los restantes ochenta serán un suplicio por mucho que consultes el correo electrónico, envíes un wasap o repases la prensa digital. Los gritos serán la baliza acústica para levantar la vista a la pantalla y comprobar cómo todo va según lo previsto, con los escualos pegándose una panzada.

Se echa de menos variar la oferta de peligros submarinos. Una merluza mutante, por ejemplo, que no tiene el hocico como el tiburón pero puede largarte un leñazo con la cola, digo yo, aunque la boca, bien mirada, tiene lo suyo si mide dos metros… En fin, que el mayor mérito de esta inmersión en Recife es haberse rodado casi toda bajo el agua, en una de esas piscinas de estudio más una buena dosis de CGI (imágenes generadas por ordenador). Por último, el reparto. Unas monadas que deberían pasarse por una academia, que una cosa es poner cara de susto y otra hacer muecas.

«47 METERS DOWN: UNCAGED»

Gran Bretaña, 2019.

Director: Johannes Roberts.

Intérpretes: John Corbett, Nia Long, Sophie Nélisse, Corinne Foxx, Sistine Rose Stallone, Brianne Tju, Davi Santos, Khylin Rhambo, Brec Bassinger, Axel Mansilla.

Terror.

89 minutos.