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Xesús Fraga
xesús fraga REDACCIÓN / LA VOZ

CULTURA

María Rodríguez Soto y David Verdaguer también son pareja en la vida real
María Rodríguez Soto y David Verdaguer también son pareja en la vida real

En «Los días que vendrán» Carlos Marques-Marcet filma la historia de un embarazo, que también es el de la pareja protagonista en la vida real

04 jul 2019 . Actualizado a las 08:10 h.

Vir y Lluís son una pareja barcelonesa a los que el Predictor les anuncia que esperan un bebé. Vir y Lluís son los protagonistas de Los días que vendrán y los actores que los encarnan en la gran pantalla, María Rodríguez Soto y David Verdaguer, también son pareja en la vida real y el embarazo sobre el que se construye la historia del filme es el suyo.

En Los días que vendrán, que llega mañana a las salas gallegas, su director, Carlos Marqués-Marcet (Barcelona, 1983), examina el impacto que supone para una pareja el anuncio de que esperan un bebé, tanto de forma individual como en sus relaciones entre ellos y con su entorno. Si en su debut largo, 10.000 km, era la distancia inabarcable la que zarandeaba los sentimientos, aquí la cámara se cuela en la esfera más íntima de los protagonistas, con el ámbito doméstico como notario de la gravidez y sus consecuencias.

«Queríamos hacer una película en presente, que se fuese desarrollando a la vez que el embarazo», recuerda el director. «Que la energía que ellos vivían se pudiese transmitir. Eran emociones muy a flor de piel, y eso nos obligaba, aunque sabíamos de lo que queríamos hablar, a no tener una trama predeterminada ni saber hacia dónde íbamos. Fue un salto al vacío», añade el cineasta.

Aunque la propia lógica del embarazo condicionó el rodaje y el argumento, el equipo detrás de Los días que vendrán tenía claros algunos temas que querían tocar, no siempre coincidentes con la situación real de la pareja. Por ejemplo, ellos habían buscado el bebé, mientras que sus trasuntos en la pantalla se encuentran con que van a ser padres por accidente. Otras situaciones están ligeramente ficcionalizadas: a Vir no le renuevan el contrato laboral, un episodio que la propia María Rodríguez Soto vivió en una compañía teatral. «El entorno social en que vivimos no es baladí, nos influye y mucho», reflexiona Marqués-Marcet. «Si esta pareja tuviese trabajo y pudiese conciliar su situación sería completamente distinta». Unas circunstancias en las que muchas parejas se reconocerán, sin duda, aunque el director advierte que no quería hacer «un drama de la precariedad». Hay, eso sí, un cierto tono generacional, en el sentido también de que la llegada de un hijo propicia una reflexión sobre sus propios padres, inspirando una mirada distinta sobre ellos. «Y los hijos que vendrán también lo harán», concluye el director.