La veteranía se ganó a los más escépticos en el arranque de O Son do Camiño

Patricia Calveiro Iglesias
P. Calveiro SANTIAGO / LA VOZ

CULTURA

P. Calveiro

Los éxitos de Bastille, Beret y Die Antwoord dejaron huella en la inauguración del festival

14 jun 2019 . Actualizado a las 22:55 h.

El Monte do Gozo hizo honor a su nombre. El recinto musical santiagués fue elegido, por segundo año, para la celebración del festival O Son do Camiño. La jornada inaugural prometía más bien tranquila, en comparación a las dos que vienen por delante. A primera hora de la tarde, aún quedaban entradas a la venta. Gran parte de los artistas eran unos desconocidos para muchos de los asistentes y la previsión de lluvias auguraba ser el detonante final del fiasco. Pero nada más lejos de la realidad.

Los conciertos principales no corrían a cargo de un grupo de debutantes, sino de bandas de la escena internacional que suman casi una veintena de discos. Por eso no sorprende que Richard Ashcroft (exlíder de The Verve), Bastille y Die Antwoord se metieran en el bolsillo al público, que acabó rindiéndose a sus directos.

La lluvia indultó la inauguración del festival y, para cuando tocó el turno de Ashcroft, hasta se abrió algún claro de sol.

Al cantante británico -solo con su guitarra, en un escenario de más de 750 metros cuadrados y sin bailarines, coros, ni despliegues de luces-, le costó al principio conectar con el público más joven reunido en Compostela, hasta que tiró de los clásicos de The Verve, primero Lucky Man y luego Bitter Sweet Symphony, con el que terminó de ganarse la ovación.

Todo lo contrario sucedió con Bastille, cuyo vocalista llevaba -como Ashcroft- una chaqueta de camuflaje (luego se iría quitando capas, para regocijo de las fans); pero desde el minuto uno el anfiteatro estuvo volcado con él. Lo cierto es que el ambiente subió de nivel cuando Dan Smith, energía pura, se subió al escenario. Fiel a su estilo, inyectó la dosis definitiva de éxtasis entre el público de O Son do Camiño. Yendo de un lado para otro. Disfrutando. Brincando. Y animando a los asistentes a botar también. A aplaudir. A cantar... Soltó la primera bomba al poco de empezar el concierto: Happier, el éxito firmado el año pasado en colaboración con el productor estadounidense Marshmallo. El vocalista venía con los deberes hechos y fue soltando sus píldoras en gallego de cuando en vez para acabar de ganarse al personal, entregado desde el primer momento: «¿Pasádelo ben?», «O Son do Camiño saltade comigo», «moitas gracias... o meu galego non é bo». Incluso un «¡vai a merda!».

Smith se entregó a la causa e hizo un alarde vocal, incluso en las condiciones más difíciles; entonando hasta cuando se metió en el foso, entre el público, o tumbado en un sillón giratorio.

La banda británica también regaló alguna píldora del álbum que traían bajo el brazo, tan fresco, que se puso a la venta esa misma noche a nivel mundial. Y, como era de esperar, sonó el single que da nombre al disco, Doom Days, para dar por finalizada la cuenta atrás del lanzamiento.

El clímax final llegó con la versión de Bastille del famoso Rhythm of the night (que reventó pistas en los años noventa). Y, de colofón, Pompeii, el himno que los catapultó a la fama hace seis años y ante el que pocos pies resistieron la tentación de moverse.

Quedaban aún un par de platos fuertes antes de dar por finalizada la primera jornada del festival en Santiago, que coreó al sevillano Beret hasta la media noche y se dejó llevar por la locura irreverente de Die Antwoord. Ninja no paró un segundo e incontables fueron las veces que nombró a Santiago, junto con otras píldoras, estilo «¡muchas gracias muchachos!». Hasta enseñaron a entonar alguna palabra en africano a los festivaleros. Su mezcla de rap y rave frenética dejó descolocados a quienes aún no sabían de su existencia. A un ritmo desenfrenado, y bajo una luna casi llena, los sudafricanos parecían no sentir el frío que azotaba a media noche en el Monte do Gozo, con el pecho al descubierto ellos y ella las piernas. Y hasta las 00.30 se hizo esperar uno de sus hits más virales, Baby's On Fire.

La fiesta estaba servida en Compostela, donde pondrían el broche de oro los hermanos belgas Dimitri Vegas & Like Mike con un adelanto en Compostela de lo que pasará el próximo martes en la fiesta de apertura del archiconocido festival de música electrónica Tomorrowland que tendrá lugar en Ushuaïa (Ibiza).