Adiós a Agustina Bessa-Luís, gran dama de las letras portuguesas

H. J. P. REDACCIÓN / LA VOZ

CULTURA

Agustina Bessa-Luís, en un fotograma del documental «Nasci adulta e morrerei criança» (2005), filme sobre la escritora realizado por António José de Almeida
Agustina Bessa-Luís, en un fotograma del documental «Nasci adulta e morrerei criança» (2005), filme sobre la escritora realizado por António José de Almeida

Marcelo Rebelo de Sousa despidió a la escritora de Amarante, premio Camões, ensalzando su importancia y talento: «El presidente de la República se inclina ante su genio»

04 jun 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

«El presidente de la República se inclina ante su genio». Con esta contundencia elogió Marcelo Rebelo de Sousa a la escritora Agustina Bessa-Luís (Vila Meã, Amarante, 1922), fallecida este lunes a los 96 años en su casa de Oporto. Maria Agustina Ferreira Teixeira Bessa -su nombre real- llevaba casi dos decenios apartada de la vida pública y literaria, por motivos de salud, tras sufrir un ictus cerebral. Está considerada una de las figuras mayores de las letras portuguesas contemporáneas, no en vano recibió en el 2004 el premio Camões, el Cervantes del universo lusófono. Al año siguiente le fue impuesta en Poitiers la medalla de la Orden de las Artes y las Letras de la República francesa.

«Como creadora, ciudadana, como retrato de la fuerza telúrica de un pueblo y de la profunda conexión entre nuestras raíces y los tiempos presentes y venideros. Del antes romper que torcer testimonió, con el rigor irrenunciable de su escritura, nunca corregida, el fin de un Portugal y el nacimiento de otro. Uno y otro, hechos de ese Portugal eterno al que ella pertenece», ahondó en su importancia Rebelo de Sousa.

Tras la capilla ardiente abierta en la catedral de Oporto, el entierro se celebrará en el cementerio de Peso da Régua (Vila Real) ya en la intimidad de la familia. El Gobierno decretó un día de luto nacional: «Hay personalidades que las palabras no alcanzan para describir lo que fueron o significaron para todos nosotros. Agustina Bessa-Luís es una de esas personalidades», arguyó el presidente de la República.

La película Agustina Bessa-Luís: nasci adulta e morrerei criança (2005), del realizador António José de Almeida, ofrece una amplia perspectiva sobre su figura con comentarios de la escritora -habla sobre su vida, sus recuerdos, sus libros y su desarrollo como escritora- y entrevistas con familiares, artistas y amigos como Laura Mónica Baldaque, Inês Pedrosa, João Bénard da Costa, Pedro Mexia y Francisco da Cunha Leão.

«Es volcánica, subterránea»

También aparece en la cinta de António José de Almeida el longevo cineasta Manoel de Oliveira (fallecido en el 2015 a los 106 años), con el que Bessa-Luís colaboró asiduamente en diversos proyectos cinematográficos y que decía refiriéndose a su personalidad: «Es volcánica, subterránea». Ella atemperaba los calificativos y se describía como «una persona alegre» para añadir: «Eso no es por ser escritora, es un temperamento de pura gratitud para con la vida y todo lo que me rodea».

 Aun siendo placentera, Bessa-Luís era consciente de la dificultad de la tarea de escribir -y también de la de encajar en los gustos del lector-. Y eso que, tras publicarse su cuarto libro, La sibila (1954), ya fue ensalzada como la gran revelación de la literatura lusa. Su labor, sin embargo, tenía un carácter íntimo: «El libro está tan presente en mi alma y en mi sangre que pensar que debo entregarlo a los demás me atormenta. Dios me perdone», confesaba en una carta a otra gigante de las letras portuguesas, la poeta Sophia de Mello Breyner Andresen, después de concluir Los incurables (1956), novela en la que retrataba a su abuela materna, zamorana.

«A los 15 años se tiene un futuro, a los 25 un problema, a los 40 una experiencia, pero antes del medio siglo no se tiene verdaderamente una historia», decía en El sermón del fuego. La historia de Bessa-Luís se refleja en una amplísima obra de la que en España apenas se hallan Fanny Owen (Grijalbo), Dientes de ratón y La sibila (Alfaguara), Contemplación cariñosa de la angustia (Cuatro) y Cuentos impopulares (Alianza).

Entre otros muchos galardones, tenía el Eça de Queirós (1953), el gran premio de la Asociación Portuguesa de Escritores (1984 y 2002), el Nacional de Novela (1967), el Vergílio Ferreira (2004) y el Eduardo Lourenço (2015).