Uno de los principales valores del patrimonio cultural es que escapa a cualquier consideración exclusivista. Aunque hunda sus raíces en la propia tradición o directamente la cree, su valor reside en la posibilidad de compartirlo. Por eso tiene tanto sentido el Premio del Patrimonio Europeo/Europa Nostra que el proyecto de restauración del Pórtico de la Gloria acaba de recibir. Para la Fundación que presido es un hecho de primera importancia obtener este reconocimiento. Un reconocimiento que debemos compartir con los otros colaboradores del proyecto empezando naturalmente por la Fundación Catedral y siguiendo por el Instituto de Patrimonio Cultural de España y por la Xunta de Galicia.
Santiago ha ocupado siempre un importante papel simbólico en la construcción de la identidad cultural europea. El camino discurre como un río por todo nuestro continente con importantes afluentes pero es un río que a pesar de atravesar numerosos países no sirve en ningún punto para crear fronteras, solo sirve para traspasarlas. Por ese río discurrió el románico, la lírica medieval, hasta la palabra español se generó en el marco del tráfico de gentes que desde los tiempos medievales son convocadas por la llamada del camino. Una llamada que traspasa finalmente incluso las fronteras de las distintas maneras de entender la espiritualidad y de las distintas culturas.
Por eso Europa, cuyo principal valor reside en el acquis communautaire, tratando de no dar marcha atrás en la defensa de los valores democráticos y en los derechos humanos, está más que ninguna otra región del mundo basada en el patrimonio o lo que es lo mismo en aquellas cosas de las que sintiéndonos orgullosos nos brindamos a compartir. Ese sentimiento de pertenencia común es lo que tuvo al mundo en vilo hace unas pocas semanas porque todos sentíamos como nuestra la catedral de París.
Por eso, este premio que ha recibido nuestro Pórtico lo hemos recibido todos y sabemos que es ya parte importante de su historia y de la nuestra.