El académico Juan Gil rescata los viajes de los marinos españoles del siglo XVI en el Pacífico

H. J. P. REDACCIÓN / LA VOZ

CULTURA

Detalle del mapa «Maris Pacifici» (1589) de Abraham Ortelius, que se conserva en el Museo Naval de Madrid
Detalle del mapa «Maris Pacifici» (1589) de Abraham Ortelius, que se conserva en el Museo Naval de Madrid

A través de crónicas, relatos, documentos, instrucciones y relaciones diversos, narra cómo se fijaron las rutas con el Oriente lejano para el comercio de especias, seda o porcelana

10 mar 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Un hermoso libro elaborado por el filólogo y académico madrileño Juan Gil rescata los viajes de los marinos españoles del siglo XVI por el Océano Pacífico. Estos audaces aventureros fueron los que fijaron el llamado tornaviaje, la ruta que había de traer de vuelta a las expediciones de los comerciantes de las especias que debían evitar la zona de dominio luso. Los navegantes no podían usar los mares situados al sur de las islas Canarias -tras el acuerdo suscrito entre España y Portugal- para el regreso, por lo que debían explorar la vía que descubrió Magallanes bordeando el continente americano y, posteriormente, utilizar como base los puertos de la Nueva España que se abrieron en la costa del Pacífico. Estaba en juego instalarse en el negocio de la codiciada Especiería, en el lejano Oriente.

El volumen -publicado por la Biblioteca Castro de la Fundación José Antonio de Castro- reúne fragmentos de crónicas, relatos, documentos, instrucciones, relaciones diversos para rehabilitar a figuras olvidadas como a García de Loaýsa, Urdaneta, Legazpi, Felipe Salcedo, Alonso de Arellano, Lope Martín y otros marinos pioneros, que, tras un siglo de fascinantes descubrimientos y errores, acabaron convirtiendo el viaje en pura rutina profesional. Quedó sentada, a partir de 1565, una ruta regular conocida como Galeón de Manila que conectaba los enclaves de Acapulco y Manila -cinco meses para salvar la distancia- para mover mercancías tan preciosas como la seda, el algodón, la porcelana o las alfombras.

Mención de justicia, Gil dedica este libro a la memoria de Miguel de la Quadra Salcedo.