Cairngorms, Nan Shepherd en los montes del Ártico de Gran Bretaña

H. J. P. REDACCIÓN / LA VOZ

CULTURA

Nan Shepherd residió casi toda su vida en la misma casa en su Aberdeenshire natal, muy cerca de sus queridas montañas
Nan Shepherd residió casi toda su vida en la misma casa en su Aberdeenshire natal, muy cerca de sus queridas montañas

Editan en castellano «La montaña viva», un libro de culto, escrito en los años 40, sobre la esencia de la naturaleza más inhóspita de Escocia

05 mar 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Dice el escritor inglés Robert Macfarlane que ha leído el libro diez o doce veces. Y un dato así no puede desoírse si uno es un amante de la llamada nature writing, una literatura que en España atraviesa un momento de gran celebración editorial. En La montaña viva, Anna Nan Shepherd (Peterculter, 1893-Aberdeen, 1981) narró en los años cuarenta del pasado siglo -sí, avanzada la Segunda Guerra Mundial- su experiencia espiritual de convivencia con los montes Cairngorms, situados en el noroeste de Escocia en una zona que Macfarlane califica como el Ártico de Gran Bretaña.

En realidad, Macfarlane descubrió el libro -que no se publicó hasta 1977- en la primera década del siglo XXI, pero enseguida se convirtió en un devoto del texto -cambió su manera de ver y sentir la montaña, confiesa- y de su autora, hasta el punto de que acabó presentando el filme documental de la cadena BBC The Living Mountain: A Cairngorms Journey.

No se erige Shepherd como una escaladora al uso, no es de las que se recrea en la conquista de una cima ni en la hazaña de la superación, en el récord, actitud habitualmente vinculada a la testosterona.

Feminismo y sensualidad

Ella no solamente es una pionera del montañismo, sino también de la sensibilidad y la mentalidad feministas. Cargada de poesía y de sapiencia, su mirada trascendente, que tiene mucho de filosófica pero también es muy física -incluso sensual, apunta Macfarlane-, viaja en pos de la esencia de la naturaleza salvaje, de una belleza que no está al alcance del turista ansioso por captar con su móvil la imagen del desafío para subirla ipso facto a las redes sociales.

Lo que retrata Shepherd con su límpida y sencilla luz no solo es el paisaje inhóspito, o el terrible poder del clima, ahonda además en la verdad de sus gentes, de los moradores de la meseta. Buena parte de la fuerza del relato reside en la forma en que la escritora se deja traspasar por lo que percibe como si fuera la primera vez, como una simple peregrina, y pese a su hondo conocimiento renuncia a todo vicio en la contemplación. Quizá por eso ella habla de «tránsito de amor». La montaña viva es un libro de culto que convierte un mundo corriente y frío en algo mágico. Por algo quizá era también poeta.

La imagen de Shepherd es muy popular en Gran Bretaña por cuanto que su efigie aparece en el billete de cinco libras del Royal Bank of Scotland -como Rosalía de Castro figuraba en el de 500 pesetas-, pero lo suyo fue una vida discreta. Nació en la pequeña comunidad rural escocesa de Peterculter, en la confluencia de los arroyos Crynoch Burn y Leuchar Burn, recuerdan los editores del sello Errata Naturae. Instalada la familia en la vecina villa de Cults, ya no se movió de su casa durante sus 87 años. Sin embargo, pese a sus orígenes humildes, se graduó en la Universidad de Aberdeen y fue profesora de literatura inglesa durante cuatro décadas, y realizó numerosos viajes por Europa y África, aunque siempre volvía a su querido hogar de Aberdeenshire.