«La favorita» podría aguarle la fiesta en esta edición a la película mexicana

x. f.

En el ámbito de la diplomacia cultural o el llamado «poder blando», el cine es una fuerza abrumadora. Hollywood lleva décadas vendiendo el «American way of life» al planeta gracias a sus películas, incluso cuando en sus años dorados se apropiaba de talentos -Hitchcock, Preminger, Lubitsch, Wilder- nacidos al otro lado del Atlántico. Pero en los últimos años el reconocimiento a la diversidad está abriéndose paso y franqueando muros a base de puro talento. Un dato relevante: en los últimos seis años han triunfado en los  Óscar los directores mexicanos Guillermo del Toro, Alejandro González Iñárritu y Alfonso Cuarón.

Este último aspira hoy a hacer historia y cambiar la forma de entender el cine que puede tener la industria norteamericana. Porque es el gran favorito para llevarse los premios importantes con una película que no parte de las premisas más idóneas para ello. Rodada en México, en español y en un dialecto indígena, en blanco y negro, con una protagonista -Yalitza Aparicio, también nominada como intérprete- que en realidad trabaja como maestra y que se estrena como actriz... Para acabar de redondearlo, Roma se ha granjeado no pocas animadversiones debido al respaldo de Netflix, que los sectores más conservadores de la industria interpretan como la irrupción de las plataformas digitales en la tradicional distribución de las grandes pantallas.

Un triunfo de Roma y Cuarón en las categorías estrella rompería no pocas barreras. Lo que sí parece seguro es su condición de vencedora en la categoría de película de habla no inglesa: de hecho, los críticos de La Voz de Galicia -Miguel Anxo Fernández, Eduardo Galán Blanco, Sabela Pillado y José Luis Losa- son casi unánimes en anticipar su victoria, de una forma u otra, coincidencia que es total en lo que respecta al Óscar a la dirección para Cuarón.

 Sorpresas

Quinielas y casas de apuestas de estos Óscar también son favorables a proclamar a Roma como el filme con más posibilidades, aunque también hay que tener en cuenta a Yorgos Lanthimos y La favorita, al igual que Green book, que también podría dar una sorpresa y acabar aguando la fiesta a Cuarón.

En cuanto a las categorías interpretativas, Oliva Colman (La favorita) podría revalidar su triunfo en los Globos de Oro, aunque juega en contra que Glenn Close (La buena esposa) haya sumado su séptima nominación y la Academia haya decidido por fin darle el premio. Más coincidencia concitan los casos de Rami Malek (Bohemian Rhapsody) y Mahershala Ali (Green book), claros aspirantes a llevarse la estatuilla. En la misma situación se encuentra Regina King (El blues de Beale Street), con muchas perspectivas de llevarse el Óscar. Son casos, además, que reflejan el creciente compromiso de Hollywood con la diversidad, frente a otras ediciones en las que no había intérpretes afroamericanos en las categorías actorales.

No obstante, la Academia sigue anotándose en el debe la nula presencia de directoras en la categoría para cineastas, cuyos cinco aspirantes este año vuelven a ser todos varones. Si el año pasado fue Greta Gerwig la que entró en las nominaciones, cuesta creer que en el 2018 no hubiese merecido una nominación, por ejemplo, Alice Rohrwacher (Lázaro feliz), en un año en el que cineastas como Claire Denis o la veterana Agnès Varda, entre otras, han firmado filmes notables. Es esta la verdadera prueba de fuego para consolidar la demanda de igualdad de oportunidades y reconocimiento que se ha impulsado desde el movimiento MeToo.