Por favor, dejen en paz a Schubert

césar wonenburger

CULTURA

La English Session Orchestra interpretó en Londres la sinfonía de Schubert completada por el algoritmo
La English Session Orchestra interpretó en Londres la sinfonía de Schubert completada por el algoritmo

En la conclusión de su «Inacabada», la inteligencia artificial carece de alma para llegar al mensaje oculto en las notas

14 feb 2019 . Actualizado a las 08:16 h.

Del coloso chino de las telecomunicaciones Huawei, la última noticia que teníamos se refería a la reciente detención en Canadá de su directora financiera, Meng Wanzhoula -hija del fundador de la compañía-, por un turbio litigio con el Gobierno estadounidense. Y ahora esta «broma», llamémosle así, sobre la posibilidad que la tecnología ofrece de enmendarle la plana a todo un Schubert, «asistiéndole» post-mortem en la conclusión de una de sus sinfonías más populares, la número 8, que el compositor, por las razones que fuese, no quiso concluir. La Inacabada, como así se conoce a esta obra, mil veces grabada y millones de veces interpretada, no lo fue porque Franz Schubert falleciera durante el transcurso de su creación, como por ejemplo le ocurrió a Puccini con su Turandot, de cuyo final solo quedaron unos esbozos. Simplemente, el creador de El viaje de invierno decidió dejarla así, y ciertamente, como se ha apuntado tantas veces, en su propia imperfección es una joya de la música, quizá la más difundida y apreciada entre sus composiciones. Basta.

En un vídeo que circula profusamente por YouTube, durante una entrega de premios, el titular de la Sinfónica de Chicago, Riccardo Muti, se lanza a explicar con cierta gracia a un auditorio entregado las claves de su delicado oficio, la dirección orquestal. Y precisamente se vale de la Inacabada para explicar que cualquier persona podría dirigirla, bastaría con un coordinado movimiento de brazos para marcar el tiempo hasta la conclusión de los dos únicos movimientos completos de que consta la obra, sin sobresaltos. Sí, es cierto. Pero como a él mismo le explicó un venerado maestro, Vittorio Gui, el misterio de la música se encuentra en ir más allá de lo escrito, transmitir el mensaje oculto en las notas con la imprescindible colaboración del alma, de los sentimientos de los profesores de la orquesta para intentar aproximarse a la divinidad. Y eso no podrá hacerlo nunca una máquina, afortunadamente.

Como campaña publicitaria, Huawei puede haber logrado su objetivo: estos días se ha vuelto a hablar del gran Schubert y no de la presunta implicación de la firma en estúpidas guerras comerciales. Pero, por favor, dejen en paz a los muertos y empleen sus maquinitas en asuntos más útiles. Schubert sabía lo que quería y lo hizo estupendamente, ya está muy bien así.