Juan de la Colina: «Galicia tenía una deuda histórica con la mujer de Seoane, siempre en la sombra»

Jorge Lamas Dono
jorge lamas VIGO / LA VOZ

CULTURA

La proyección de «Maruxa» en el Marco se acompañó del pase de otros dos cortos de De la Colina
La proyección de «Maruxa» en el Marco se acompañó del pase de otros dos cortos de De la Colina XOAN CARLOS GIL

El creador coruñés estrenó en el Marco de Vigo el documental «Maruxa», dedicado a María Elvira Fernández López

13 feb 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

El artista y profesor Juan de la Colina (A Coruña, 1958) estrenó el pasado viernes en Vigo en el Marco (Museo de Arte Contemporánea) el documental Maruxa, dedicado a María Elvira Fernández López, esposa del pintor y grabador Luis Seoane (Buenos Aires, 1910-A Coruña, 1979), un creador fundamental en la historia del arte gallego.

-¿Qué le interesó de la figura de Maruxa?

-Me parecía que Galicia tenía una deuda histórica con esta mujer que siempre permaneció en la sombra de Luis Seoane, pero que es parte importantísima de su vida artística. María Elvira Fernández López siempre estuvo detrás, haciendo de todo, desde limpiarle los pinceles hasta ser su agente. Sin embargo, cuando realmente llegó ella a ser clave fue tras el fallecimiento del pintor.

-¿Cuál fue el papel de María Elvira entonces?

-Se empeñó en reagrupar física y conceptualmente todo el legado de Seoane, reconstruyendo a la persona conjuntamente con su obra. Esta labor fue complicadísima porque ya habían regresado ambos definitivamente de su exilio argentino. Seoane falleció en 1979, momento en el que Maruxa comienza a hacer su gran gesta, que fue traer para Galicia toda la obra de su marido. Al mismo tiempo, se empeñó en crear una fundación dedicada al estudio del artista y que también cumpliese una misión social.

-¿Cómo quiso contar esa historia desde el punto de vista fílmico?

-La narración es contemporánea y hecha desde el artista; de alguna forma es experimental. Es un relato clásico sobre un personaje ya fallecido en el que trato de ser veraz, pero a la vez busco que lo empape una poética contemporánea. Por ejemplo, hay una banda sonora hecha por Pao Durán y que está realizada con sintetizadores modulares. Conseguí grabaciones antiguas de Maruxa cantando, y que al aplicarle los sintetizadores se produce algo extraño y hermoso. Otra cuestión destacable es que la película está en gran parte grabada con el móvil, un aparato que no es de última generación. El filme está contado de una forma muy ágil, con unos printers muy actuales, un poco atrevidos pero sin querer ser modernos. Creo que salió un producto alejado de lo que se esperaba.

-¿La exposición abierta en la Fundación Seoane «Maruxa Seoane: achegamento a María Elvira Fernández López», de la que usted es comisario, y el documental están concebidos como un proyecto conjunto?

-Sí, pero, al igual que en mis otros trabajos audiovisuales, el filme tiene vocación de vida autónoma. De hecho, la idea inicial es que Maruxa se traduzca a varios idiomas y que tenga vida propia al margen de la exposición.

-¿Afronta de distinta manera el hecho creativo audiovisual a cuando emplea la pintura o realiza fotografías?

-Siempre digo que soy pintor, aunque ahora ya no pinto. Ahora, sin considerarme una persona tecnológica, estoy muy interesado en la tecnología desarrollada desde entornos domésticos. El poder tener el laboratorio en mi propia casa me ha levado a trabajar con un lenguaje contemporáneo. Podría seguir pintando, pero me apetece más utilizar herramientas nuevas que las puede manejar cualquiera, como, por ejemplo, el teléfono móvil.

-¿El planteamiento que otorga a sus películas hace que tengan una vida distinta a los documentales tradicionales?

-No lo sé, pero yo me siento como un llanero solitario. He sido profesor de audiovisual en la Universidade de Vigo, pero creo que no respondo a una tradición al uso del vídeo o de la fotografía, sino que de alguna forma estoy fuera de los circuitos y de cualquier clasificación. No quiere decir que sea más experimental, simplemente estoy poco clasificado.