«La casa de Jack»: Las psicopatías de Lars

Sabela Pillado

CULTURA

Impecable en lo visual, aunque excesiva en su metraje, esta larga confesión autobiográfica de un asesino nos relata a través de cinco episodios la evolución de su vida y de su arte

30 ene 2019 . Actualizado a las 08:15 h.

Tiempo ha que Lars von Trier dejó atrás los principios del movimiento que él mismo creó, aquel Dogma 95 que defendía un cine libre en su forma, centrado en la historia y la interpretación, y alejado de la industria y los grandes presupuestos.

Como buen creador, el propio Von Trier pronto abandonó la rigidez de estas normas para evolucionar hacia un lenguaje fílmico propio, donde la experimentación, aunque ahora más apegada a la normativa convencional, ha estado presente. Su gusto por la provocación, así como su personalidad -narcisista e imparable-, se han plasmado en obras donde la dicotomía entre bien y mal/cielo e infierno, y el dolor y la violencia (retratados con -por veces poética- frialdad), van de la mano en el mundo de sus atormentados personajes.

La casa de Jack es quizás una evolución natural de todo ello, pues qué le faltaba a Von Trier si no el adentrarse en la mente de un asesino en serie y retratar sus psicopatías varias. Impecable en lo visual, aunque excesiva en su metraje, esta larga confesión autobiográfica de un asesino (a su vez neurótico en su obsesión por el orden y por la limpieza) que defiende su obra como creación artística, y un ambiguo interlocutor que no veremos hasta el final, nos relata a través de cinco episodios la evolución de su vida y de su arte a lo largo de un decenio, en un peculiar descenso a los infiernos (real y metafórico) que culmina en un epílogo abstracto y fantasioso, que no se sabe si situar en la genialidad o en el disparate.

Esta cinta con formas de comedia negra sádica y operística, donde arte y crimen se entrelazan de modo enfermizo alternando con música de Bowie, imágenes varias de archivo y referentes de historia del arte, podrá gustar o no, como ocurre con toda la filmografía de su director, pero, desde luego, no dejará a nadie indiferente.