Marta Pazos: «Introduzco el lenguaje teatral en la ópera pero respetando la técnica lírica»
CULTURA
La artista gallega es la responsable escénica del único estreno a nivel mundial que el Teatro Real de Madrid realizará esta temporada
29 ene 2019 . Actualizado a las 05:00 h.La ópera bufa Je suis Narcissiste es el único estreno mundial de la temporada del Teatro Real de Madrid. Compuesta por Raquel García-Tomás y con libreto de Helena Tornero, tiene a la directora gallega y cofundadora de la compañía compostelana Voadora, Marta Pazos, como directora escénica. «Es un privilegio poder dirigir ópera», asegura del proyecto que verá la luz en marzo.
-En sus piezas teatrales da mucha importancia a la música, pero ¿cuál es la mayor diferencia con el montaje de una ópera?
-Es distinto. Cuando llegué al proyecto, estaban terminando el libreto pero no había ni una sola nota escrita. Entonces, fue precioso porque pude acompañar todo el proceso con la compositora. Tras recibir el libreto, dibujé toda una puesta en escena y le conté a Raquel García-Tomás todo lo que quería hacer, la estética y mis referentes. Entonces, ella cogió todo esto y utilizó mucho de ese material para la composición. Descubrimos que teníamos muchos universos comunes. Fue un proyecto muy 2.0, porque cada pequeño ajuste y pormenor de las escenas era un mensaje de Whatsapp, un Skype... Hicimos un traje a medida cuando con la ópera no suele ser así. La gran diferencia con el teatro que hago es que en la ópera es todo muy jerárquico; la música es lo más importante y tú no puedes mover una nota. Además, el trabajo de los cantantes es fundamental y requiere atención especial. Cuando trabajo con otro tipo de intérpretes es todo más al límite. Aquí se trata de introducir el lenguaje teatral pero respetando que la música y la técnica lírica tienen que ir primero.
-¿Cuál es su propuesta?
-Se trata de una ópera bufa sobre el narcisismo, que también envuelve al mundo de la propia lírica. Esto me interesaba mucho y me divertía porque, al ser una ópera bufa, te permite crear universos fantásticos, muy grotescos. Esa es mi apuesta para la escena: hacer un mundo paralelo, basado en los distintos planos de la novela gráfica; hay mucha influencia del cine americano de los años 60. Mi trabajo en los últimos años está mucho en el estudio del tiempo escénico, ya que siempre he usado partituras a la hora de componer. Tengo una forma de dirigir musical y eso me ha beneficiado a la hora de enfrentarme a este montaje de la ópera.
-Dice que el trabajo más importante es el de los cantantes, ¿limita eso a la hora de llevar adelante los trepidantes cambios de papel de otros de sus espectáculos?
-Sí, pero lo hago. Hay un equipo muy grande detrás, por eso es posible. Hay cambios vertiginosos. Algunas escenas funcionan como un vodevil, entran por una puerta y salen por otra y son otro personaje completamente diferente, y esto es muy divertido. Quise que la ópera fuera casi como una novela gráfica, que no hubiera nadie de este planeta. No hay nadie de color carne, sino de colores. Estás viendo como un dibujo en movimiento.
-La compositora decía que la música y la escena son muy locas. ¿Qué ingrediente le quiso aportar usted a mayores?
-Quise aportarle a esta ópera irreverencia, que es algo con lo que yo trabajo en teatro, y es algo que me conecta con la compositora, porque también es muy irreverente. Además, es muy visual.
-Es una propuesta operística diferente a las habituales, ¿desmitifica un poco este género?
-Sí, es un poco ese intento. Pienso que por eso hay una tendencia en los últimos años a llamar a directores que vienen de la escena teatral para dirigir ópera. Puede ser un intento de darle otra perspectiva y de acercarla al público.
«Vamos a traer a Santiago a Cicciolina para un montaje con la Filharmonía»
El 7 de marzo, Marta Pazos estrenará su primera ópera en Madrid, una coproducción de varios teatros. Pero no fue el primer proyecto operístico al que dijo sí. Dos días antes recibió una llamada para una producción con la Filharmonía, La amnesia de Clío, que se estrenará en noviembre.
-Es sobre la vida política de Cicciolina. Nos hemos ido a Italia a conocerla y la vamos a traer a Santiago para que entre en el espectáculo con la Filharmonía. La soprano será Raquel Lojendio, el libreto es de Fernando Epelde y la música es de Fernando Buide.
-Con Voadora han logrado llegar a escenarios de referencia y ahora la llama el Teatro Real, ¿era este su sueño?
-Todos los directores fantaseamos con tener niveles de producción que cuando trabajas en otros sitios no puedes tener. Hemos llegado con Voadora a lugares impensables. Con la compañía empezamos tres personas en el 2007, en el 2008 nos explotó la crisis en la cara y, además, nacimos con la voluntad de hacer las cosas desde Santiago. Creemos en el poder de la periferia, no siento la necesidad de ir a vivir a Madrid. No quiero eso; quiero trabajar aquí, vivir aquí y pensar desde aquí, aunque me marche para una producción. Eso me permite tener la idiosincrasia de aquí. Llegas a otro sitio y te dicen: «¡Qué fresco!, si vivieras en Madrid no lo harías». Hay que tener claro que es una carrera de fondo, que las cosas vienen. E intentar disfrutarlas. También me permite crecer como artista, que es una búsqueda permanente para mí.
-¿Se mira más hacia Galicia?
-Sí, lo noto. Hay una mirada hacia lo que está pasando en Galicia, no solo en el teatro, sino también en el cine, las artes plásticas... Se respeta mucho, hay mucha curiosidad y mucho conocimiento de lo que está pasando aquí.