El escritor argentino se adjudica el galardón, dotado con 154.000 euros, con «Mañana tendremos otros nombres»
23 ene 2019 . Actualizado a las 17:55 h.El escritor Patricio Pron es el ganador del premio Alfaguara con la novela Mañana tendremos otros nombres. El autor, que recrea en su obra una ruptura amorosa, se adjudica así el galardón, dotado con 154.000 euros y una escultura de Martín Chirino.
El argentino considera que había un desfase entre lo que se concibe como amor en la actualidad y cómo se refleja en las novelas, un asunto que dio origen a su obra, una «fascinante autopsia de una ruptura amorosa», ha descrito el jurado, un texto «sutil y sabio, de gran calado psicológico, que refleja la época contemporánea de manera excepcional y toma el pulso a las nuevas formas de entender los afectos».
Patricio Pron (Rosario, Argentina, 1975), autor de cinco libros de relatos y siete novelas en las que nunca había abordado esta temática, se ha mostrado encantado y sorprendido por el galardón. «Más que acerca de una ruptura, la novela es sobre los vínculos sentimentales en este momento histórico, ya que la noción del amor ha cambiado mucho en los últimos tiempos», ha matizado en unas declaraciones a Efe. «Para bien o para mal -ha añadido-, lo cierto es que se está transformando y mi impresión es que existía un desfase entre esa realidad y la novela de amor en español».
Su novela está ambientada en el Madrid de la actualidad, donde una pareja, Ella y Él, se separan tras cuatro años de convivencia. Ella, arquitecta, tiene miedo a hacer proyectos de futuro y esgrime una razón falsa: un amante. Él, escritor de ensayos, se queda totalmente desconcertado ante una nueva realidad indescifrable.
En la actualidad, hay formas de amor diferentes, muchas parejas se conocen en el ámbito virtual, hay relaciones poliamorosas y existe un «nomadismo sentimental» que cuestiona la pareja tradicional, explica el autor, que cuando comenzó a perfilar su obra se dio cuenta de que ninguna novela publicada le interpelaba directamente a él, que tiene 43 años, respecto a este asunto, ni a las personas más cercanas a él. Por eso, confía que su trabajo permita hablar de cómo se define en la actualidad el deseo, el consentimiento y cómo se deja espacio en las relaciones a esas nuevas herramientas de Internet.