Elvira Navarro, cuentos de terror sin sangre

Álvaro Soto MADRID / COLPISA

CULTURA

EUROPA PRESS

La autora publica nuevo libro, «La isla de los conejos», once relatos que se mueven en el campo del terror psicológico

18 ene 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Las historias de Elvira Navarro (Huelva, 1978) pasan el filtro del tiempo: nacen en un momento, maduran y años después de haber sido concebidas, si la autora considera que siguen manteniendo el interés, se convierten en relatos o novelas. Su nuevo libro, La isla de los conejos (Literatura Random House), son once cuentos que se mueven en el campo del terror psicológico. «No hace falta sangre para dar miedo. El terror se genera a través de las proyecciones que los protagonistas hacen de la realidad, con entornos desconcertantes e incomprensibles», explica Navarro. Por sus páginas desfilan personajes supuestamente normales que viven en «estados de excepción» y que abandonan sus hogares para embarcarse en un viaje a lugares tétricos, en la ocupación de una isla o en la búsqueda de una dirección desaparecida en una ciudad.

Este es, por ejemplo, el argumento de Paris Périphérie, uno de los relatos más destacados del libro. Navarro revela que este cuento comenzó a forjarse en su cabeza hace más de 15 años, cuando se fue de Erasmus a la capital francesa y descubrió que la ciudad la expulsaba del lujo, la grandiosidad y el romanticismo prometidos. «Aquello no existía para mí, que no tenía dinero. Me fui a vivir a una residencia de jóvenes trabajadores en un barrio de las afueras, casi la banlieue. Aquello me horrorizó, pensé que estaba en descomposición y me pareció que era un reflejo de lo que estaba ocurriendo en la sociedad», recuerda. «Cuando uno no encuentra un portal que está buscando en una calle, algo que nos puede ocurrir a todos en un determinado momento, empieza a pensar que su percepción de la realidad no está funcionando bien», asevera. Esto es el «extrañamiento» ante la realidad, una característica común de todos los personajes.

La isla de los conejos, que da nombre al libro, cuenta la historia de un inventor que, con diferentes ingenios, trata de acabar con nidos de aves en una islita del Guadalquivir. «Las islas generan extrañeza», apunta Navarro, en cuyos textos los escenarios toman vida propia. «Muchos de los lugares de mis historias son sórdidos y mugrientos porque encarnan los conflictos de los personajes, que muchas veces tienen mugre en el alma», continúa Navarro, que maneja para sus cuentos los conflictos en el espacio urbano, donde la gente no quiere estar, pero tampoco irse. «Lo que hay es trasiego», matiza.

También aparecen por sus páginas un enano amenazante o una mujer a la que le crece una pata desde su oreja, deformidades que se convierten en una metáfora. «Cuando uno está mutando tanto que se sale de la norma, lo que está fuera de la norma es liberador y aterrador a la vez», resume la autora onubense.