El editor de los grandes autores de la literatura que renegaba de mitificaciones y del estrellato

Xesús Fraga
Xesús Fraga REDACCIÓN / LA VOZ

CULTURA

López Lamadrid era actualmente director editorial de la división española de Penguin Random House
López Lamadrid era actualmente director editorial de la división española de Penguin Random House EUROPA PRESS

Fallece a los 59 años Claudio López Lamadrid, histórico editor de nombres fundamentales como Salman Rushdie, Philip Roth, García Márquez, Vargas Llosa, Cercas, Pamuk o Ibáñez

24 ene 2019 . Actualizado a las 10:43 h.

La edición literaria en español perdió por sorpresa en la noche de este viernes día 11 de enero a una figura tan relevante como valiosa: el editor Claudio López Lamadrid ingresaba en estado de muerte cerebral en un hospital de Barcelona, donde fallecía poco después. Tenía 59 años.

López Lamadrid era en la actualidad el director editorial de la división en español del grupo Penguin Random House, pero su trayectoria como director se remonta varias décadas atrás, cuando, tras un período de formación en París, empezó a trabajar con su tío, Antonio López Lamadrid y Beatriz de Moura, en Tusquets. Diez años después contribuyó a lanzar el sello Galaxia Gutenberg para Círculo de Lectores, de donde luego pasó a Grijalbo Mondadori. Las sucesivas fusiones y compras del sector al final lo habían situado en Penguin Random House.

Hijo del tercer marqués de Comillas, López Lamadrid había nacido en Barcelona en 1960. En su ciudad natal se licenció en Derecho y en la Harvard Business School cursó un MBA. Trabajó brevemente como traductor, pero después de entrar con 17 años en Tusquets su trayectoria se orientó claramente a la edición. Su visión del oficio lo acercaba al editor anglosajón, que acompaña de cerca al autor durante todo el proceso de creación del libro: Lamadrid creía que era él quien debía estar al servicio del escritor y no al revés. En este sentido, le gustaba desmitificar tanto su papel como el de los propios literatos: una de sus aficiones era retratarse con todo tipo de autores, desde los consagrados a los noveles, y subir las fotografías a sus redes sociales, donde era muy activo.

Le gustaba desmitificar tanto su papel como editor como el de los propios literatos

No sería por falta de grandes nombres: López Lamadrid había trabajado de cerca con autores que por sí mismos vertebral el canon occidental literario: García Márquez, Vargas Llosa, Philip Roth. También prestó atención a autores llegados de supuestas periferias, como Lobo Antunes, Coetzee u Orhan Pamuk, así como los casos singulares de Salman Rushdie y V. S. Naipaul. Fue determinante también en el impulso a la carrera de Javier Cercas. Pero su olfato no se dejó seducir por los aromas poderosos de los grandes y se mantuvo al día de las nuevas generaciones, dando protagonismo a jóvenes como Samantha Schweblin o Sergio del Molino.Y su posición respetada y elevada en uno de los grandes grupos editoriales no le impidió echar una mano a los pequeños sellos, como Blackie Books o Editorial Minúscula.

En consonancia, toda la cadena del libro se lamenta de su pérdida, desde el ministro de Cultura, José Guirao, a escritores, colegas, agentes, libreros o periodistas. Algo que obedece también a la concepción que Lamadrid tenía del sector como una gran comunidad, cuya salud era «un bien a superior al de los intereses particulares de las empresas que forman parte de él», como recuerda Luis Solano, el editor vigués afincado en Barcelona, responsable de Libros del Asteroide, y que conoció a un Lamadrid «generoso, expansivo y cercano». 

El último libro en el que trabajaba, y que ya se publicará póstumamente, era El año del pensamiento mágico, de Joan Didion e ilustrado por Paula Bonet: una obra sobre la pérdida y el duelo.