«Buscadores de naufraxios» se despide con el Santa Isabel

s. c. REDACCIÓN / LA VOZ

CULTURA

«Buscadores de Naufraxios», en el próximo capítulo
«Buscadores de Naufraxios», en el próximo capítulo Xaime Beiro

Mañana (TVG, 20.15 horas) acercará a los espectadores a la isla de Sálvora para recordar la tragedia que costó la vida a 213 personas

05 ene 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Tras sumergirse en 15 de los mayores naufragios de nuestra costa, entrevistar a decenas de marineros, historiadores y apasionados del mundo del buceo y mostrar auténticas joyas de nuestro patrimonio sumergido, mañana a las 20.15 horas concluye la primera temporada de Buscadores de Naufraxios. Este último programa se acercará a la isla de Sálvora para recordar una de las mayores tragedias marítimas de nuestra historia: el naufragio del vapor Santa Isabel. Catástrofe que se cobró la vida de 213 personas y que hizo que este trasatlántico fuera conocido como «El Titanic Gallego».

El Santa Isabel era vapor correo que recogía pasajeros en distintos puertos de la Península y los llevaba a Cádiz, donde se embarcaban en otro trasatlántico hasta América del Sur. «Era la gran alternativa que encontraba la gente», explica el historiador Tino Viéitez, quien señala que «emigraba la gente que tenía bienes, ya sean terrenos o viviendas que podían empeñar, y con esos cuartos se lanzaban al otro lado del charco».

El Santa Isabel salió el 1 de enero de 1921 del puerto de A Coruña con 269 personas a bordo. A media tarde, a la altura de Fisterra, comenzó a levantarse un fuerte temporal que fue en aumento hasta que llegó la hora de la catástrofe. «Preto de Sálvora caeulle unha balloada forte e perderon a visibilidade por completo», explica José Parada, nieto de una de las mujeres que rescató a parte de los supervivientes del naufragio. «Viraron polo menos cinco minutos antes de tempo e fóronse espetar mesmo debaixo do faro vello de Sálvora», dice Parada.

Desde el Santa Isabel trataron de pedir ayuda, pero la falta de electricidad impidió que el mensaje llegara a tierra. Sin luz, con olas enormes pasando por encima del barco, fuertes vientos e intensa lluvia, los pasajeros estaban atemorizados. «Todos los que se lanzaron al mar para intentar llegar a la costa murieron», relata Viéitez en el programa Buscadores de Naufraxios, «las olas eran tan grandes que los elevaban y los estampaban contra las rocas».

En medio de este caos surgió un héroe: Luis Cebreiro, el segundo oficial del Santa Isabel. Cebreiro fue capaz de organizar a los pasajeros que quedaban en el buque y hacer que, a pesar del miedo, subieran al único bote que quedaba en la cubierta. «En ese momento llegó una ola, cogió la embarcación, la levantó de los calzos y la depositó en el mar perfectamente. ¡Sin volcarla! Fue un milagro», relata Tino Viéitez.

Eran las fiestas de Año Nuevo y la mayor parte de la gente de Sálvora se había marchado a celebrarlo, por lo que en la isla solo quedaban ancianos y mujeres jóvenes. Fueron tres de estas valerosas jóvenes las que, sin pensarlo, cogieron una dorna y se echaron al mar. Eran Cipriana Oujo, de 16 años, María Fernández, de 14, y Josefa Parada, de 25.

José Parada, nieto de esta última, narra en el programa Buscadores de Naufraxios de mañana la historia que tantas veces escuchó en su casa: «A miña avoa estaba coma tola. Tiña que ir aínda que soubese que ía morrer. Ía! Estaba fóra de si. Cunha emoción e entusiasmo coma se fora salvar un fillo». Estas jóvenes arriesgaron sus vidas y lograron salvar a 54 pasajeros del Santa Isabel, acto que las convirtió en auténticas heroínas.