Conversaciones con la gran maestra Nadia Boulanger

H. J. P. REDACCIÓN / LA VOZ

CULTURA

Las charlas con Bruno Monsaingeon revelan el lúcido conocimiento musical de la pianista

24 dic 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Más allá de su condición de pianista, organista y directora de orquesta, Nadia Boulanger (París, 1887-1979) es considerada la mayor maestra de música del siglo XX e incluso de todos los tiempos. «Es la música personificada», aseguraba Paul Valéry a Saint-John Perse. El libro del escritor Bruno Monsaingeon Mademoiselle (1981), que recoge sus conversaciones con esta mujer excepcional y que por fin trae Acantilado al castellano, permitirá al lector entender su decisivo papel referencial en las carreras de algunos de los más grandes compositores, directores e intérpretes de la historia: Bernstein, Gardiner, Barenboim, Copland, Quincy Jones, Piazzolla, Glass, Menuhin, Elliott Carter, Markécich o Lipatti.

Pese a su edad -las conversaciones tuvieron lugar en el último lustro de su vida, entre los 86 y los 91 años-, Monsaingeon, como ya hizo antes con Glenn Gould, también en Acantilado, expone la brillantez, la sensibilidad, la inteligencia y el lúcido conocimiento musical de Boulanger, de quien llama poderosamente la atención su sencillez y su rendida admiración por los creadores, como Cabezón y Tomás Luis de Victoria.

En un intento de atrapar el genio, explica Boulanger que aunque una obra académica puede estar bien construida no puede amarla porque carece de ese elemento que no es capaz de delimitar y que «marca la diferencia entre una música bien hecha y una sencilla melodía de Schubert, tan simple que no vemos en ella sino la inocencia y el irresistible impulso espontáneo que define lo que es una obra maestra».