El Prado repasa sus dos siglos de historia con 168 obras clave

miguel lorenci MADRID / COLPISA

CULTURA

AYUNTAMIENTO DE MADRID

«Un lugar de memoria» es la muestra central del bicentenario

17 nov 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

El Prado saca pecho para contar, con orgullo, su historia entreverada con la de España. Un lugar de memoria. 1819-2019 se titula la gran exposición que abre el bicentenario del museo y que los reyes inauguran el lunes, día del 199 cumpleaños de la pinacoteca. Da cuenta de su brillante pasado, de sus vicisitudes y de su sustancial contribución a la pintura occidental. «El Prado carecía de una reflexión propia sobre su historia y es lo que hacemos con esta exposición que demuestra cómo sin él, la pintura sería distinta», asegura Miguel Falomir, director de un museo avalado como «patria de la pintura». Javier Portús, jefe de conservación de pintura española hasta 1700, tiene el Prado en su cabeza y es el comisario de una exposición «importante, atractiva, necesaria y emocionante», según Falomir.

Una propuesta ambiciosa que quiere alimentar el orgullo de la ciudadanía y celebrar «que el museo es de todos los españoles y de toda la humanidad». Y lo hace reuniendo una constelación de obras maestras como El Cristo crucificado de Velázquez; La maja desnuda y La condesa de Chinchón, de Goya; La resurrección y Cristo abrazado a la cruz, del Greco; La Sagrada Familia del cordero, de Rafael o La visión de San Pedro Nolasco, de Zurbarán, junto a telas de Botticelli, Ribera, Manet, Renoir, Fortuny, Sorolla, Picasso, Saura o Pollock.

«Cuando desde lejos se piensa en el Prado, este no se presenta nunca como un museo sino como una especie de patria», escribió en 1953 el pintor Ramón Gayá, aún en el exilio. Una frase que, según Portús, «resume a la perfección el espíritu de la muestra». Un viaje a la historia del Prado en cartel hasta el 10 de marzo y que celebra el aniversario con cuatro jornadas de puertas abiertas y entrada gratuita los días 19, 23 24 y 25 de noviembre. La muestra incluye 168 obras, 134 del Prado y 34 cedidas por instituciones nacionales e internacionales. Hay fotografías, carteles, libros, gráficos, mapas, audiovisuales o el fragmento de una bomba incendiaria lanzada sobre el museo durante la Guerra Civil. Piezas que «nos cuentan nuestra propia historia» según Portús. Las ha distribuido en ocho secciones que conforman «un recorrido cronológico por el devenir del museo». Un criterio «que permite subrayar lo que tiene de institución viva y especialmente permeable a los valores históricos del país». Es una reflexión «centrada en el diálogo entre el museo y la sociedad», dos realidades «que han evolucionado de forma paralela». Se ocupa de la política patrimonial española y, muy especialmente, de la conversión del Prado en un referente para escritores artistas nacionales e internacionales.