Jorge Maronna: «Los argentinos hemos heredado buena parte del proverbial humor gallego»

Xesús Fraga
xesús fraga REDACCIÓN / LA VOZ

CULTURA

Les Luthiers traen a Vigo, Santiago y A Coruña «Viejos hazmerreíres», una antología de 51 años de trayectoria

11 nov 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Les Luthiers tienen en Galicia y Asturias un talismán. Empiezan aquí sus giras españolas, ya que, afirman, les asegura el éxito en el resto de sus citas. El conjunto argentino tiene concertadas actuaciones en el Auditorio Mar de Vigo (del 16 al 18 de este mes), el Palacio de Congresos de Santiago (del 22 al 24) y el Palacio de la Ópera de A Coruña (del 27 al 30 más el 1 de diciembre). Las entradas pueden adquirirse en Ticketea y Ataquilla. «Cuando en 1990 vinimos a Galicia por primera vez fuimos recibidos con un entusiasmo notable. A partir de ese momento decidimos empezar aquí nuestras giras, porque el cálido público gallego nos ayuda a afirmarnos en las primeras funciones de un espectáculo en España. Esta es nuestra novena visita a Galicia, que para nosotros será, como las anteriores, de placer artístico, cultural, turístico y gastronómico», explica Jorge Maronna (Buenos Aires, 1948), cofundador del grupo.

-¿Hay entonces una conexión especial con el público gallego?

-Guardo en una carpeta el recorte de un periódico gallego de 1993 cuyo título pone «Colas de hasta doce horas para ver a Les Luthiers». ¡Sufrido público el de esa época sin Internet! Aquí se practica un sentido del humor muy afilado y sospecho que, con la inmigración en nuestro país, los argentinos hemos heredado buena parte de ese proverbial humor gallego.

-«Viejos hazmerreíres» es una antología: ¿cómo eligen entre un repertorio de 51 años?

-Para hacer esa selección tenemos en cuenta diferentes criterios; entre ellos, la eficacia humorística, la variedad en los géneros musicales, la presencia de instrumentos informales y la alternancia en los protagonismos de cada uno de los integrantes. En la práctica, cada luthier prepara una lista con sus propuestas y, con la suma de todas ellas, hacemos una lista que se irá depurando en sucesivas reuniones. Como es habitual que hayamos olvidado buena parte de las piezas propuestas tenemos que acudir a YouTube a verlas (es más rápido que poner el deuvedé). Si se trata de obras muy añejas solemos probarlas en público para confirmar si mantienen su eficacia o la perdieron con el tiempo. Esto último nos ocurrió con El Rey Enamorado, una canción que cuando se estrenó en los años 70 era muy reidera, pero cuando décadas después la repusimos en una antología fue recibida con un silencio respetuoso. Nunca supimos la causa de tan inesperada caída en desgracia (en todo el sentido de esta palabra). Por otra parte, solemos estrenar espectáculos excedidos en tiempo para quitar luego lo que nos parezca menos bueno.

-Traen también un número nuevo, «Receta postrera».

-Esta pieza nació cuando nuestro luthier Hugo Domínguez construyó un instrumento con sartenes, cacerolas y cucharas de madera, al que bautizamos Batería de cocina. Era lógico que, para una canción con ese instrumento, el tema adecuado fuera el gastronómico. Como estaba diseñado para ser ejecutado por dos personas recuperamos unos personajes que teníamos en Pasión Bucólica, las ancianas Clarita y Rosarito, y sobre la misma melodía que habían cantado años atrás las pusimos ahora a explicar al público cómo se preparan las crêpes. Como esas viejitas no se llevan demasiado bien, cada una canta su receta intentando tapar a la otra.

-Han dicho que la actualidad no era es buena fuente para su humor. Sin embargo, ella, tozuda, insiste: ahí está Trump. ¿Le darán algún día el gusto?

-La actualidad le brinda al humorista una gran variedad de temas, y obviamente Trump es una fuente inagotable de material, pero desde el comienzo del grupo nuestro estilo fue por otros caminos. La mayor parte de nuestro repertorio se mantiene lozano y vigente a pesar del tiempo porque el humor de Les Luthiers fue siempre atemporal y universal. Creo que los personajes reales más «modernos» que aparecen mencionados en nuestras obras son Arquímedes y Thales de Mileto.

«El humor es bálsamo, amparo y defensa de los males»

En 51 años Les Luthiers han presenciado ya varias crisis en Argentina, que, como la que actualmente afecta al país, se repiten de forma cíclica, a las que ellos ponen el contrapunto de la risa.

-¿El humor ese bálsamo que nos ayuda a llevar mejor esos sinsabores cotidianos?

-La profesión de argentino es dura. Hicimos bien en dedicarnos al humor, que es lo que usted dice: bálsamo, ayuda, descarga, lugar de amparo y defensa de los males.

-Parece que hay un retorno a viejos hábitos censores, tanto por quienes tienen poder que ejercer como, muchas veces, en nombre de lo políticamente correcto: en Facebook se han censurado cuadros de Rembrandt porque mostraban desnudos. ¿Esto también es cíclico?

-¡Ese tipo, Rembrandt, se lo tiene merecido por poner desnudos en su página de Facebook! Es cierto que la censura siempre existió; en la historia del arte hay una larguísima lista de obras que en su momento fueron prohibidas y hoy son aceptadas. ¡En la libérrima Francia, algunos poemas de Las flores de mal, de Baudelaire, estuvieron censurados hasta 1949! Cada sociedad y cada tiempo tienen sus propios códigos morales. Hoy vivimos en un período de extrema histeria moralista, con un culto a la corrección política que esteriliza y resulta patética en casos como el de la abominable adaptación de El Principito a La Principesa (ahora espero con ansiedad el lanzamiento de Las Hermanas Karamazov). En cuanto al humor, hay cierto tipo de chistes que hasta hace unos años causaban gracia y hoy suenan mal. En nuestro caso, si bien siempre hicimos un humor blanco, familiar, hay en algunas de nuestras obras antiguas ciertos chistes que hoy no podríamos repetir sin temor a ser linchados y lapidados en el acto.

-Fue muy sentido el fallecimiento de Daniel Rabinovich en el 2015. ¿Cómo es la vida en Les Luthiers sin su presencia?

-El inolvidable Daniel habría cumplido 75 años este sábado 18 en Galicia, tierra que adoraba. Para nosotros fue un entrañable amigo y compañero de toda la vida, además del gran cómico que el público conoce. Les Luthiers continuó, como él quería que ocurriese, con Tato Turano y Martín O’Connor, que tomaron sus papeles y los representan con sus propios estilos y notable talento. Ya no está Daniel, que es irreemplazable, pero cada función del espectáculo sigue siendo una fiesta para el público y para nosotros.