Espigas de Honor con sabor español: Bollaín, Bayona, Fernández y Cayetana Guillén Cuervo

Miguel A. Fernández VALLADOLID | ENV. ESPECIAL

CULTURA

NACHO GALLEGO | efe

A competición, «Jaulas», prometedora ópera prima del novel Nicolás Pacheco, mientras defrauda Pablo Trapero con «La quietud»

23 oct 2018 . Actualizado a las 21:10 h.

La de ayer fue la jornada en que la Seminci puso el foco sobre el cine español. Es una de sus prioridades de los últimos años. Por eso se entregaron conjuntamente cuatro Espigas de Honor a la directora Iciar Bollaín, al director J.A.Bayona, al actor Eduard Fernández y a la actriz Cayetana Guillén Cuervo como presentadora del programa de La 2, Versión Española). La víspera ya se había hecho otro tanto con el director burgalés Antonio Giménez-Rico, que a sus 80 años se mantiene alejado de las cámaras. La jornada incluyó también la primera producción española a concurso: la ópera primera Jaulas, del sevillano Nicolás Pacheco, un prometedor comienzo sobre un a guion propio en el que asoman retazos de Kusturica y Buñuel, con ssombras del esperpento de Valle Inclán y alguna cosilla más sobre la idea de esas jaulas que oprimen a varias mujeres de una misma familia, perdedoras desde la cuna y condenadas a tirar palante malamente. Protagonizan Estefanía de los Santos, Belén Ponce de León y Antonio Dechent, junto a varios noveles. Le falta la redondez del cineasta curtido, pero los primeros minutos están entre lo mejor visto hasta ahora en la Oficial. Estará en el palmarés, apostemos.

El que sería un milagro que apareciese es el consolidado director argentino Pablo Trapero, con La quietud, o el reencuentro de dos hermanas a causa de un grave quebranto en la salud del padre. Trapero mistura folletín con referencias a la terrible época de La Dictadura militar, y al tiempo se sumerge en los recovecos más vidriosos de una familia de clase alta, escarceos sexuales incluidos. El autor de Mundo grúa (1999), Carancho (2010) o El clan (2015), entre otras, rueda muy bien pero juega a algo que el espectador no ve claro. Sin duda, lo mejor es la veterana actriz Graciela Borges. La que sí ofrece una convincente lección de cine es la danesa The Guilty, un thriller minimalista, impecable en la forma, con un escenario único y un inteligente guion que se viene arriba a medida que se desarrolla con dos subtramas paralelas, y un exquisito cuidado en el registro de voces. Gustav Möller debuta con ella, llevándose premios en Sundance, y Seattle. También coguionista, Möller recrea la dramática peripecia de un agente del 112 en espera de juicio, que recibe la llamada de una secuestrada.