Rodrigo Leão:  «Mi música tiene algo romántico, algo melancólico y algo cinematográfico»

Javier Becerra
Javier becerra REDACCIÓN / LA VOZ

CULTURA

El portugués, que militó en Madredeus, actúa en Ourense dentro de la gira en la que repasa sus 25 años en solitario

20 oct 2018 . Actualizado a las 17:06 h.

El lisboeta Rodrigo Leão se encuentra en estos momentos grabando. Por ello solicita hacer la entrevista a la una en punto. Al sonar el teléfono, se pone nervioso y se deshace en disculpas. Pide esperar 15 minutos. Hay algo en esa masa de sonido con la que trabaja que no puede esperar. «Es una banda sonora para una película», apuntan desde la promotora Esmerarte, que lo trae a Galicia. Esta noche actúa en Ourense (Auditorio Municipal, 21 horas, entradas desde 25 euros) dentro del ciclo O Son do Camiño.

-Escuchando el disco que recopila sus 25 años de carrera en solitario parece increíble que usted venga del punk.

-[Risas] Bueno, no es así exactamente. Yo empecé a escuchar música con Genesis, Pink Floyd, Van der Graaf Generator y esos grupos de rock progresivo, que me han marcado mucho. Después, en los años ochenta, cuando me integré en Sétima Legião, ya teníamos influencias como Joy Division, Echo & The Bunnymen o grupos punk como The Clash, que me gustan mucho. Creo que lo más importante para mí de esos 25 años es que he podido estar en zonas musicales muy diferentes, desde el tango a la música pop británica, pasando por la brasileña o la clásica. Eso no lo hubiera podido hacer con Sétima Legião y Madredeus.

-Artistas como Beth Gibbons (Portishead), Stuart Staples (Tindersticks) o Neil Hannon (The Divine Comedy) han cantado en sus discos. ¿Cuál fue la más especial de todas ellas?

-He tenido mucha suerte de contar con esa gente y muchos otros. La de Beth Gibbons fue una colaboración muy especial porque, además, durante un tiempo pudo cantar conmigo en los directos. Ha quedado una relación de amistad muy fuerte entre nosotros. Ocurre lo mismo con Stuart Staples. Siempre que viene a Lisboa quedamos para vernos y ponernos al día.

-¿Cuanto grabó con Gibbons «Lonely Carousel» sentía que estaba grabando con la mejor voz del pop contemporáneo?

-Sí, claro. Estábamos eufóricos. Vino a Lisboa a trabajar con nosotros durante tres días. Hizo como cien tomas de la canción. Es increíblemente perfeccionista. Para mí y los músicos, aquello era algo que no nos pasaba por la cabeza que fuera posible. Fue algo maravilloso. Portishead me parece algo sublime y la voz de ella es increíble.

-Ha compuesto para cine, pero incluso cuando no lo hace su música parece poner siempre la banda sonora a algo. ¿Tiene una vinculación directa con el cine?

-Sí, ya ocurría en Sétima Legião, que tenía un componente de música instrumental y cinematográfica. Viene dentro de mí. Es algo intuitivo. El cine siempre ha sido una inspiración para hacer música. Mi música siempre tiene algo romántico, algo melancólico y algo cinematográfico.

-Le iba a preguntar precisamente por las emociones que maneja cuando compone.

-No es muy fácil hablar de eso, para mí. Los viajes y las personas que están cerca de mí son siempre una inspiración para hacer música. Después, hay cosas dentro de nosotros más abstractas y difíciles de explicar. Mezclando todo eso sale mi música.

-En España durante los años ochenta la música miraba a lo anglosajón. Hoy se revisa eso desde un punto de vista crítico. ¿Ocurrió lo mismo en Portugal? El tránsito de Sétima Legião a Madredeus parece sugerir una reacción a eso, rebuscando en las raíces.

-En Portugal, igual que en España, durante los años ochenta todo el mundo estaba muy concentrado en la música pop británica. Pero se cantaba en la lengua propia, en portugués o en castellano. Después, en los noventa, fue cuando los músicos querían cantar en inglés, teniendo un poco de vergüenza de cantar en su idioma. Pero en mi caso creo que el lado portugués siempre ha estado presente. Curiosamente, cuando yo empecé en solitario, estaba muy influenciado por artistas como Michael Nyman, Phillip Glass o Ryuichi Sakamoto. Esa música era instrumental, sinfónica y a veces con voces en latín. No estaba muy preocupado en saber si lo que estaba intentando hacer tenía algo de portugués o no. Hasta diez años más tarde no tuve una canción cantada en portugués. Fue en el 2000, con un trabajo llamado Alma mater, cuando cambió todo un poco, pero de manera muy intuitiva.

-Desde fuera, Portugal se asocia inmediatamente a fado como España a flamenco. Pero hay mucho más. ¿Qué nos perdemos al usar esa mirada?

-Hay mucho más que fado en Portugal, pero la verdad es que lo que trasciende a nivel internacional generalmente es el fado o cosas que vienen de ahí. Ahora empieza a cambiar un poco. Mira un grupo como The Gift, que hacen pop. Otro que me gusta mucho es Danças Ocultas, que con un cuarteto de concertinas, pequeños acordeones, hace una música más universal. También Gaiteiros de Lisboa, que es más popular. Hay un proyecto que se llama Dead Combo, que me gusta muchísimo. Todos estos tocan fuera también.

-Hace un mes se editó un disco que recopila la obra de Radio Océano, un grupo coruñés de los años ochenta. Entre su material se incluye una versión de «Como o vento» de Sétima Legião.

-Sí, la conozco. Es un tema de nuestro primer disco y no tuvimos nada que ver con ello. La harían porque les gustábamos. Pero sí que la escuchamos en su día. Nos hizo muy felices saberlo.

-¿Conocían a Radio Océano en su momento? Ellos tocaron en Portugal en alguna ocasión.

-No, no teníamos relación con ellos. Nosotros llegamos a tocar en Vigo, en el lanzamiento de una revista. Escuchábamos algunos grupos gallegos entonces. Pero de eso hace mucho tiempo, me cuesta mucho recordarlo [risas].