«No saber nada de tu familia significa no saber nada de ti mismo»

X. F. BARCELONA / ENV. ESPECIAL

CULTURA

Quique García | EFE

Ayanta Barilli, autora de «Un mar violeta oscuro» y finalista del Planeta

17 oct 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Un mar violeta oscuro, la novela con la que Ayanta Barilli (Roma, 1969) se ha convertido en finalista del Planeta, se centra en una saga protagonizada por cuatro mujeres, inspirada en la propia familia de la autora, hija de Fernando Sánchez Dragó y la filósofa Caterina Barilli.

-Un momento trascendente para usted fue cuando tuvo que pensar en su bisabuelo y lo hizo con una palabra: «Belcebú».

-Yo soy huérfana de madre. Murió cuando yo tenía nueve años. Mi abuela Ángela ha sido un personaje fundamental en mi vida. Una mujer que se hizo cargo de toda la familia, a pesar del dolor tremendo que significa la pérdida de una hija. La noche en que murió mi abuela fui al hospital y me vi metida en una habitación verdaderamente espantosa y me hicieron rellenar un formulario en el que me preguntaban por los nombres de su padre y su madre y, cuando tuve que poner el de mi bisabuelo yo dije: «Belcebú». En ese momento me quedé completamente perpleja porque entendí que no sabía nada de mi familia. No saber nada de tu propia familia significa no saber nada de ti mismo. Era mi deber saber algo más y una forma de seguir conviviendo con mis muertos.

-Nuestros parientes son eso, familia, pero tienen otra faceta y otra vida que no hemos visto. ¿Salirse de ese rol es lo que se necesita para poder narrarlo como escritor?

-Eso es muy interesante. Una de las nostalgias y dolores más tremendos que tienes cuando pierdes a alguien es el darte cuenta de que no has hablado lo suficiente. Te das cuenta de que la vida juega duro y tienes que aprovechar a los que tienes cerca y yo no lo hice porque era muy joven. Y cuando me di cuenta tuve la increíble fortuna de encontrar mucho material. Eran mujeres que escribían, diarios, un epistolario, con lo que podía reconstruir prácticamente todo. Para mí, leer los diarios de mi madre, que los tenía desde los 14 años, ha sido increíble, porque cambió mi visión infantil y vas recomponiendo el puzle de quién era esta persona y cómo habría sido de seguir aquí.

-Pasando a las presencias, ¿qué aprendió de su padre como padre y como escritor?

-Mi padre es una persona extraordinaria. Me ha dado una educación que no tiene nada que ver con lo habitual. Transgredía continuamente todos los límites. Prácticamente no iba al colegio porque me decía que me quedara en casa leyendo, que iba a aprender mucho más, o viajando. He llevado una vida un poco de Pipi Calzaslargas.