El creador navarro Ángel Bados, premio nacional de Artes Plásticas

Miguel Lorenci MADRID / COLPISA

CULTURA

Detalle de la obra «Cabeza I» (2012)
Detalle de la obra «Cabeza I» (2012)

Puente ente Oteiza y la nueva escultura vasca, el artista y profesor navarro conjuga en su obra tradición e innovación

20 sep 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

La escultura de Ángel Bados Iparraguirre (Olazagutía, Navarra, 1945) tiende puentes entre la producción de Jorge Oteiza y la nueva escultura vasca, corriente de la que el artista y profesor es uno de los más destacados representantes. Una obra que ha dado a Bados el premio nacional de Artes Plásticas 2018, promovido por el Ministerio de Cultura, dotado con 30.000 euros y fallado ayer. El galardón distingue una trayectoria escultórica «coherente, sostenida y de excelente calidad» en la que, a juicio del jurado, «se pone de manifiesto una extraordinaria capacidad de conjugar tradición e innovación». Destaca también sus «relevantes aportaciones a la teoría y la enseñanza artística» y el crucial papel de Bados como «referente y aglutinador de un contexto artístico fundamental para entender las dinámicas de cambio y desarrollo de las últimas décadas».

Comenzó Bados su formación en Madrid, desde donde regresó a Pamplona para iniciarse como profesor. Se trasladó a Bilbao en los años 80, un tiempo bullicioso para el arte vasco en el que Bados toma contacto y comparte inquietudes con colegas como Txomin Badiola, Pello Irazu, Juan Luis Moraza y Marisa Fernández.

Con ellos compartió los conceptos e ideas que han marcado el devenir de su obra, que establecería un nexo entre Oteiza y la nueva escultura vasca, de la que Bados es un «referente esencial», según el jurado. Para el escultor, el arte es «una cuestión de fe», algo «trascendente y útil a la vez» y que «permite el viaje a través del tiempo y el espacio, sin abandonar el presente». Una filosofía que le conecta también con el pensamiento de Joseph Beuys y su concepción del arte como proceso.

San Fermín como objeto kitsch se tituló la primera exposición individual de Bados, realizada en 1975 en la Sala de Cultura de Pamplona. Durante las décadas de los 80 y los 90 expuso en el País Vasco, Navarra, Barcelona y Madrid. Entre sus últimas muestras, Para ambos lados de la frontera, en la Galería Carreras Mugica de Bilbao (2017), y Robando piezas, en la Galería Moisés Pérez de Albéniz de Madrid (2013).

El profesor navarro desarrolló el grueso de su importante labor docente en la capital vizcaína. En especial en la Facultad de Bellas Artes de Bilbao, centro en el que ha sido un poderoso referente para varias generaciones de artistas vascos. Junto a Txomin Badiola, Bados dirigió también en Bilbao los cursos de escultura de Arteleku entre 1994 y 1998. Un ámbito en el que encauzaron y potenciaron la trayectoria de jóvenes artistas vascos hoy tan relevantes como Itziar Okariz, Jon Mikel Euba, Ana Laura Aláez o Sergio Prego.

La obra de Bados está presente en colecciones como las de la Fundación Tous de Pedro, la Fundación Caixa de Pensiones y el Museo de Arte Contemporáneo, los tres de Barcelona. También en las fundaciones Juan March, ARCO y Comunidad de Madrid, y en el Reina Sofía, en el Museo de Bellas Artes de Navarra, el Museo de Bellas Artes de Álava y el de Bellas Artes de Bilbao.