El gaiteiro Carlos Núñez lamenta que en España y en Galicia se abandone la cultura tradicional

H. J. P. REDACCIÓN / LA VOZ

CULTURA

MARCOS CREO

El intérprete indaga las raíces de la música folk en «La hermandad de los celtas», libro que saldrá a la venta el 25 de septiembre

12 sep 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

¿Por qué España se limita a la rumba flamenca cuando se piensa en música de raíz popularizable? Esta es una de las preguntas que se hace el gaiteiro vigués Carlos Núñez en su ensayo La hermandad de los celtas, que publica Espasa y que llega a las librerías el próximo 25 de septiembre. «No es la primera vez que la gente me pregunta por qué el pop y el rock anglosajón suenan tan a menudo a música celta. Y en cambio eso no sucede con el mismo género en España. Es como si la música británica hubiese preservado la modalidad en su ADN más profundo. De alguna manera, los ingleses recuperaron en América las raíces que el imperio y la industrialización les habían empujado a abandonar. Y además volvieron reforzadas por la mezcla con lo africano», afirma.

El intérprete gallego lamenta que en España y en Galicia se hayan abandonado las raíces, la cultura tradicional. Y agrega Portugal: más allá del flamenco o el fado, critica, no han sabido poner en valor su patrimonio musical. Opone a estas situaciones el discurso de Dylan tras aceptar el Nobel en que defendía que uno debía conocer y cantar su tradición antes de componer y sumarse al estilo del momento. Ese es el objetivo de este libro, subraya el editor: «Dar a conocer esta parte esencial de nuestra cultura para que el público y los artistas la acaben descubriendo y disfrutando»; es decir, sacar a la música celta del gueto.

«En más de una ocasión, cuando he tenido que explicar en el extranjero qué es España, o más bien la Península, pues mi idea al respecto es aplicable a Portugal, he recurrido a una imagen simplificadora pero muy gráfica: el encuentro de dos energías, la del norte y la del sur, el mundo atlántico y el mediterráneo, la de la gaita y la de la guitarra. Porque, aunque en muchos países aún no sean conscientes de ello, la gaita -afirma- es tan española como pueda serlo la guitarra, de la misma manera que la segunda es tan portuguesa como la primera».

Premio europeo de folclore Agapito Marazuela, y con más de un millón de discos vendidos, Núñez asegura que «la música celta (llámese modal o medieval europea si se prefiere) no ha permanecido apartada y pasiva en el oeste del Atlántico europeo, reelaborando las influencias que le llegaban, sino que, en gran medida debido a su diáspora -como hemos comprobado-, ha participado en la creación de la música occidental como hoy la conocemos, de una manera aún poco estudiada y también poco explorada desde un punto de vista artístico». Ahí es donde pone el acento el gaiteiro, que recuerda que los musicólogos hallaron en el pop anglosajón elementos que provienen de las arpas y liras de los bardos celtas, que también aparecen en las cantigas medievales gallegas «y siguen milagrosamente vivos por tradición oral, aquí y en Latinoamérica, al contrario que en casi toda Europa, en donde desaparecieron con la industrialización», reseña el autor.