Carlos Sánchez, gran ilustrador de la movida madrileña

G. N. REDACCIÓN / LA VOZ

CULTURA

Antonio Broto

Son muy populares las obras que Ceesepe hizo para ilustrar películas de Pedro Almodóvar y discos de música pop

08 sep 2018 . Actualizado a las 12:02 h.

Ha muerto Ceesepe, una de las glorias artísticas mayores de la movida madrileña, aunque él años después tuviese sus momentos en que renegó de aquella ajetreada aventura. Su obra cobró gran relevancia por la vía del cartelismo de cine y también en las portadas de los álbumes musicales de la época, un oficio hoy difícil de entender en su trascendencia inmersos en el tiempo del cedé y del mp3, donde casi nadie valora el trabajo de enriquecer visualmente la carpeta de un vinilo. Su nombre se vio vinculado así con el de Pedro Almodóvar, para quien dibujó los carteles de las películas Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón y La ley del deseo. Al igual que su colega El Hortelano -que ilustró el popular álbum de Gabinete Caligari Al calor del amor en un bar y con el que colaboró abundantemente-, Ceesepe hizo lo propio con Kiko Veneno, Ketama o Golpes Bajos -suya es la magnífica obra que ilumina el primer EP de la banda viguesa, de 1983, que incluía dos de sus canciones más logradas, Malos tiempos para la lírica y No mires a los ojos de la gente-, a los que por cierto homenajea en su inminente disco Iván Ferreiro.

El ilustrador y pintor madrileño Carlos Sánchez Pérez (1958) murió ayer en Madrid a los 60 años, víctima de una larga enfermedad, según confirmaron a Efe fuentes cercanas a la familia. Conocido por el nombre artístico de Ceesepe, fue uno de los personajes más carismáticos de la cosecha ochentera española y galardonado con la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes en el 2011.

Fan del cómic underground estadounidense, comenzó a dibujar a los 16 años y llegó a matricularse en la Escuela de Bellas Artes, pero solo permaneció un mes. De formación autodidacta, no tardaría en publicar sus primeros dibujos en revistas como Star, El víbora y Disco-Expres, donde adoptó el seudónimo que lo acompañó durante toda su vida. Un nombre que tomó de unir las iniciales de su nombre y apellidos: Ce-Ese-Pe.

Autor polifacético, su obra abarca desde pintura, obra gráfica (serigrafías, grabados y ediciones digitales), carteles, portadas de discos e ilustraciones variadas. Trabajó con algunos de los artistas plásticos más importantes de la movida madrileña. Durante esta época también fue uno de los que lograron hacer de la revista Madriz un paradigma de la modernidad en el mundo de la ilustración y el cómic. Aunque durante la movida vivió entre Barcelona y Madrid, donde entró en contacto con artistas como Alberto García-Alix, Ouka Lele o Mariscal, en su madurez lo hizo entre Madrid y París. Y fue en la ciudad del Sena donde publicó libros de dibujo que no se editaron en España, como El arte de la mentira. También ilustró la Guía de la posmodernidad (1987) de Umbral.

Amante de la fiesta y de la noche, protagonistas de sus obras, trabajó también como realizador de cortos. Influido por vanguardias como el cubismo y el dadaísmo, conjugaba lo clásico y lo contemporáneo, y fue un admirador confeso de la obra de Quejido, Barceló y Antonio López.