Estaba seguro que censurar aquella decisión, o hacerlo con sus objetivos, nos alejaría aun más de lo que lo hacía ya el propio idioma y cultura. Pero con ella todo parecía distinto, por lo que cuando al sotavento de aquel médano aflojó su turbante azabache, se impuso la pregunta:
-¿El negro es por algo?
-Me gusta.
-¿Batman? ¿El Zorro?
-Por profesión.
-¿Tú manto es por algo? ¿Darth Vader, quizás? -preguntó ella sonriendo.
-También por profesión.
La coincidencia vino como anillo al dedo para rebobinar.
-Creo que lo mejor sería recomenzar. Tú primero.
-Soy abogada… de los desheredados.
-Y yo soy sacerdote… de los mismos.
-¡Bien! Pues Batman, me vale.
-Darth Vader es un ángel caído. También me vale a mí.
-¿Fuiste acaso antes Anakin Skywalker?
-¿Fuiste tú acaso antes Bruce Wayne?
La risa firmó un pacto que fundió lo que ya había unido la sonrisa. Finalmente, la caravana de refugiados se internó en el yermo y pedregoso desierto con demasiados desheredados y… con dos nuevos superhéroes.
Aitor Hermida Santiago tiene 31 años, es de Narón y es funcionario.