David Rubín: «Non concibía ver a miña obra en polaco e non en galego»

GÓMEZ LONGO / A. A. A CORUÑA / LA VOZ DE GALICIA

CULTURA

Belisa Frangione

El dibujante ourensano y Emma Ríos cerraron Viñetas desde o Atlántico

12 ago 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Con andares nostálgicos y rememorando la época en la que aterrizaban en los salones del cómic con la carpeta bajo el brazo «buscando a alguien a quien poder enseñar tu dosier». Así llegaban David Rubín, Emma Ríos y José Luis Munuera al Kiosco Alfonso de A Coruña para despedirse de la vigésima edición de Viñetas desde o Atlántico.

«Nunca me hubiera atrevido a soñar con que un chaval de Ourense pudiera vivir del cómic y que, aun encima, lo nominaran a cuatro Premios Eisner. Pensaba que para publicar en Estados Unidos tenías que vivir en Nueva York», declaraba un emocionado David Rubín. Un camino que, asegura, sería «impensable sin convenciones como Viñetas».

Una reflexión compartida por su compañera de profesión Emma Ríos que, crítica, decidió ir más allá: «La educación de leer cómics en España no existe. Hasta hace una década nuestro esfuerzo no se consideraba arte y, tras un trabajo de reflexión, hoy son parte de nuestra cultura», suavizaba. Un proceso, a su juicio, «extraño», que empezó con la denominación de «novela gráfica», un término «más asociado a la literatura».

En la misma línea se movió el argumentario del murciano José Luis Munuera, autor del cartel de Viñetas 2018. «No podemos hablar de industria del cómic español, el sustantivo es erróneo. Es un negocio familiar que se basa en la explotación», apuntaba. «Vivimos en un país de catetos en el que se usa la palabra intelectual como insulto», enlazaba Rubín el categórico comentario.

Cómics y tabletas

Un panorama difícil que debe empezar a cambiar en los pupitres. «Hai que facer ver aos rapaces que un tebeo pode ser igual de fascinante que unha tableta», señalaba el ourensano.

Una delicada situación de la que salvan a Galicia. «Tenemos la suerte de que en Galicia existe una escena potente y vemos a mucha gente que quiere entrar en el mundillo», destacaba la arousana Ríos. Un mercado al que regresará David Rubín. «Levaba vinte anos soñando con publicar en galego. Non concibía ver publicada a miña obra en polaco e non en galego. Logo de moito camiñar apostarei por unha editorial galega, Demo Editorial, para ver os meus cómics na lingua de Breogán», sorprendía, y se animaba a poner una fecha para regresar a A Coruña: «A comezos de 2019 volverei a esta cidade para presentar A tetería do oso Malaio». En Estados Unidos está publicando Emma Ríos, que afirma que «no tendría cabida en España» por «abanderar causas» para las que España «aún no está preparada». Por ejemplo, y entre otras, «el feminismo».

Cómo superar los obstáculos a base de ser honesto con uno mismo

El autor del cartel de Viñetas desde o Atlántico 2018, José Luis Munuera, mostró la cara más íntima de su trabajo en el Kiosko Alfonso de A Coruña. Hoy se encuentra inmerso en el mercado franco-belga dando vida al villano Zorglub, de la excelente serie Spirou, pero, consciente de sus orígenes, aconseja a los dibujantes más jóvenes: «Se debe reaccionar a las oportunidades que se presentan, siendo honesto con uno mismo y su trabajo. Al mirar atrás, tu obra debe representarte y poseer un significado». Es este un sendero «plagado de obstáculos» en el que solo existe un secreto para llegar a la cima: «En un negocio proteccionista como el francés o el norteamericano se escala gracias a la profesionalidad», revela. Galardonado y con más de un decenio de experiencia, continúa con las costumbres intactas del primer día: «El momento clave de mi labor es cuando me meto en el estudio y pienso en que lo que voy a crear pueda llegar a todo el mundo».

Comunicarse

Munuera, siempre con los zapatos bien pegados al suelo para permitirse soñar, reconoce emocionarse con «las sesiones de firmas» al ser testigo de cómo su trabajo «puede significar algo para el lector». Antes de despedirse, espera que hasta al año que viene, remarca: «En los años ochenta el tebeo era un producto barato. Hoy hacer un cómic es un acto de comunicación».