«El Bilbao de los años ochenta era una ciudad tan potente como gris»

Pacho Rodríguez MADRID

CULTURA

El novelista vasco Alfonso del Río, retratado con la ría de Bilbao al fondo
El novelista vasco Alfonso del Río, retratado con la ría de Bilbao al fondo enrique moreno

Alfonso del Río debuta en la novela con un «thriller» que hunde sus raíces en un secreto que remite al Berlín de 1941

09 jul 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Hablar de la década de los años ochenta del siglo XX en España no tiene por qué ser una operación de nostalgia excluyente, en plan «cualquier tiempo pasado fue mejor, más emocionante o fundamental». Porque sí supone abordar un período que incluye la encrucijada de un país que se desperezaba de la negra losa del franquismo (Todo es de color, a lo Lole y Manuel) mientras a la par sufría una década de reconversión y crisis, y dificultades, como años pospunk, por ejemplo, palpable en el rock radical y político vasco.

Bilbao, esa potencia de ciudad, sirve a Alfonso del Río (Bilbao, 1980) para embarcarse en una especie de gabarra literaria en la que concluye que la capital vizcaína, sumida en todas esas incertidumbres, acosada por el terrorismo como sangriento estigma, con una tremenda división social, se encuentra en esa embarcación futbolera, La Gabarra, que sale cuando el Athletic Club gana la liga, y se convierte en un germen de comunicación entre bandos irreconciliables.

Con tal telón de fondo, este abogado de Guecho, Alfonso del Río, arma La ciudad de la lluvia, su primera novela, publicada por la editorial Destino. Hay thriller en esta historia en la que sale a relucir lo humano en el contexto histórico. Y cómo a veces las historias se sostienen como certezas hasta que se decide indagar más allá de lo convencionalmente aceptado. Los secretos y los misterios desbordan, como la ría, la realidad. Y ahí la novela viajará aún más al pasado, al Berlín de 1941. Pero esto no restará protagonismo a Bilbao.

-Un Bilbao como telón de fondo, un Bilbao de nubes grises en donde el color por llegar se atisba como horizonte de futuro. Y La Gabarra. Pero no es una novela de fútbol, sino una historia de décadas de una ciudad a través de dos personajes y el protagonista, Alain Lara. ¿Cabe todo Bilbao en una novela?

-Por supuesto que no. Tampoco es una novela futbolera, sino que permite conocer muchas cosas de Bilbao, dentro de una trama de ficción. Pero es verdad que hay escenarios que para muchas generaciones son lugares reconocibles y que tuvieron y tienen aún su importancia.

-Usted nació precisamente en 1980, en el inicio de una década clave en la novela, pero también de la historia de Bilbao.

-Para mí es un honor coger esa situación de Bilbao. He podido utilizar esos lugares tan conocidos. Y en la parte futbolística me ayudaron gente tan importante como Vicente del Bosque o el periodista Santiago Segurola.

«No es una novela por y para Bilbao, aunque sí quería trasladar ese aire retro para compararlo con los tiempos de ahora»

-¿La trama está al servicio de contar su interpretación de su ciudad en aquellos tiempos?

-He disfrutado de todo lo que supone la ciudad, pero no es una novela por y para Bilbao, aunque sí quería trasladar ese aire retro para compararlo con los tiempos de ahora. El Bilbao de los años ochenta es una historia ya de por sí potente desde su planteamiento. Un lugar pequeño lleno de familias con poder, empresas poderosas, bancos importantes... Pero Bilbao era una ciudad gris. Bilbao era una ciudad tan potente como gris. Y los ochenta es el momento en el que hay un punto de inflexión. El mundo tiene que cambiar. Y Bilbao tenía sus propios condicionantes como el terrorismo.

-¿Qué le gustaría que sintiera el lector con «La ciudad de la lluvia»?

-La trama prevalece y me gustaría que mantuviera en tensión y entretenido al lector. Hay una historia potente, de personas que han vivido circunstancias muy fuertes. Y para muchos puede resultar interesante detectar ese estilo de vivir que había en esa época y que ahora ya ha cambiado.

-¿Cuál es el sitio de sus recuerdos de niño de Bilbao?

-El California. Sin duda.