«Sansón», fuerza bruta digital

Eduardo Galán Blanco

CULTURA

La película hace añorar los filmes clásicos romanos en una obra sin encanto

22 may 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Antes de conocer su áspero significado sionista, de niños idolatrábamos la figura de Sansón, Hércules mitológico de la Historia Sagrada con la que nos amenizaban las beatas escuelas franquistas. La quijada del burro, arma que derrotaba a un ejército y, de colofón, las columnas del templo descoyuntadas por la fuerza bruta del hebreo, encendían nuestras aturdidas tardes de tedio. Luego, vimos la versión canónica de Hollywood, que nos deslumbró; paradojas de la sala oscura, puesto que el adalid era cegado por sus enemigos, los malvados filisteos. El sensual glamur de Hedy Lamarr, como Dalila corta melenas, pesó lo suyo, pero también nos hacía gracia Victor Mature, cacho carne que encarnaba, valga la redundancia, al héroe bíblico. Siempre nos gustaron los actores calificados como malos, pero con fuerte presencia de boxeador sonado: Johnny Weissmuller o Robert Mitchum. El armario Mature es célebre por aquella humorada que se le atribuye, al intentar conseguir una habitación en el hotel Ritz de Madrid, donde no permitían registrarse a la canalla. Victor replicó: «Pero yo no soy actor, tengo un montón de malas críticas que así lo aseguran».

En fin, nostalgias aparte, este Sansón que está en las carteleras llega a deshora (deberían haberlo estrenado en Semana Santa, ¡como Dios manda!) y sin fuerzas. Además, hace añorar los filmes clásicos de romanos e incluso aquellos adorables, pero infumables, péplum italianos de los años 60 y primeros 70, entre los que destacó El hijo de Sansón, con el Maciste Mark Forest y la inmortal Chelo Alonso haciendo de falsos Sansón y Dalila.

Ningún encanto contiene el de ahora. Un Yahvé digital lo ha dotado de fuerza, pero sin asistirlo con otros dones. Y eso que el casi debutante coloso Taylor James puede caer simpático, con su cara algo calavera y nariz de Michael Jackson. Y Billy Zane, de rey filisteo, intenta un guiño al Brando de Apocalypse. Hasta te ríes un poco con la caricatura que pergeña Jackson Rathbone, príncipe reinona mala de ojos desorbitados. Pero la película ni siquiera insiste en el humor, exudando lugares comunes y apatía, con una Gaza virtual de baratillo y unos paisajes sudafricanos de pobre puesta en escena.

«SAMSON»

EE.UU.-Sudáfrica, 2017.

Directores: Bruce MacDonald y Gabriel Sabloff.

Intérpretes: Taylor James, Caitlin Leahy, Jackson Rathbone, Billy Zane, Frances Sholto-Douglas, Rutger Hauer, Lindsay Wagner.

Aventuras.

110 minutos.