El dibujante opta a dos premios a título individual y a dos colectivos en los mayores galardones mundiales del cómic
27 abr 2018 . Actualizado a las 05:00 h.David Rubín (Ourense, 1977) ha puesto una pica más en Estados Unidos, el mercado más importante en el mundo del cómic y para el que trabaja con cierta regularidad desde hace cinco años. El creador gallego acaba de ser nominado a los premios Eisner en cuatro categorías diferentes. No es cualquier cosa: estos galardones son los más relevantes en el mundo del cómic, los Óscar del noveno artes se les llama, tomando el nombre de una figura clave del tebeo, Will Eisner.
Rubín está nominado gracias a dos obras, Black Hammer y Beowulf, el primero un trabajo en colaboración con Jeff Lemire pensado precisamente para el mercado USA, y que ya ha llegado a España; y el segundo, junto a Santiago García, un monumental trabajo sobre el histórico poema épico anglosajón, editado primero en España por Astiberri y traducido el año pasado para Estados Unidos.
En concreto, Rubín figura como aspirante en dos categorías colectivas: mejor serie continuada, en este caso Black Hammer; y mejor adaptación, por Beowulf. Además, está citado en dos premios a título individual, en este caso tomando esas mismas obras: mejor colorista y mejor penciller. Este último es un concepto propio del cómic, el de quien hacer los primeros esbozos, trabajo clave en una obra colectiva. «Me he quedado alucinado, hace 20 años recogía mi primer premio, un accesit de 15.000 pesetas que me dieron en Galicia. Si entonces me dicen que siga, que puedo llegar a los Eisner, no me lo creo...», contaba ayer con emoción en la voz. «Que reconozcan tu trabajo, en los mayores premios de tu profesión, y en un mercado tan competitivo y duro como el de Estados Unidos, es una gigantesca motivación para seguir trabajando y poder vivir de esto».
Otros gallegos (Miguelanxo Prado o Emma Ríos) ya habían optado en el pasado a estos galardones, pero nunca en tantas categorías en una sola edición. El resultado, el 19 de julio en San Diego. Aunque Rubín, admite, no podrá estar por allí.