Sergio Ramírez: «La literatura se contamina de anormalidad política en Latinoamérica»

miguel lorenci MADRID / COLPISA

CULTURA

Juan Carlos Hidalgo | efe

«Nada ha cambiado en Cuba», asegura el premio Cervantes

20 abr 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Cree el escritor nicaragüense Sergio Ramírez (Masatepe, 1942) que la literatura latinoamericana «está contaminada de anormalidad política». Que con el paso del tiempo es incapaz de liberarse de esa carga y que «en sus obras capitales persiste esa anormalidad del poder que se refleja en la figura del dictador, desde el Tirano Banderas de Valle-Inclán hasta La fiesta del Chivo de Mario Vargas Llosa». Así lo sostuvo ayer el antiguo revolucionario y comandante sandinista, narrador, periodista, abogado, político y ganador del Premio Cervantes 2017, que el lunes recogerá el máximo galardón de las letras hispanas de manos del rey Felipe VI en Alcalá de Henares.

Celebró Ramírez en la casa de los libros el magisterio perenne de Cervantes y la pervivencia de su legado, del que hablará en su discurso de agradecimiento en el centenario paraninfo de la Universidad de Alcalá. «Cervantes nos enseñó a escribir a todos y sigo aprendiendo de él», aseguró antes de cambiar de registro para afirmar que el cambio político en Cuba es puro maquillaje.

«Cuando dicen que la novela ha muerto, cuando se habla de metanovelas y novelas autorreferenciales como grandes inventos de la actualidad, pienso en Cervantes como el gran creador de la novela posmoderna y del género de los géneros que los contiene a todo», aseguró Ramírez. Lector voraz y contumaz de Miguel de Cervantes, su afán fue y es «descubrir las reglas de la totalidad cervantina; desarmar y armar cada capítulo del Quijote para ver cómo está hecho». «Mi aspiración desde que lo leí por primera vez es ver sus andamios para comprender cómo se sostiene», confesó.

Volvió luego a referirse a esa «contaminación» que impregna la literatura latinoamericana en la que el dictador cambia de ropaje y oficio. «Hoy el caudillismo político tiene expresiones no políticas. Ha resucitado y está en el narcotráfico y en fenómenos globales como el de la corrupción, que van parar a las aguas de la novela, porque son temas son hoy parte de la realidad cotidiana», dijo. «Aunque los autores no tienen la obligación de escribir sobre las migraciones forzosas, las fronteras con Estados Unidos, las pandillas juveniles o el narcotráfico, son temas que afectan a las sociedades de los países centroamericanos y por eso forman parte de la literatura actual», agregó Ramírez, que estuvo acompañado en su comparecencia por el director de la RAE. Un Darío Villanueva que glosó la trayectoria literaria del último premio Cervantes, a quien conectó con Rubén Darío, Vargas Llosa y lo mejor del bum, y de una obra que evidencia su vinculación con la tradición cervantina «en sus novelas, cuentos, ensayos, artículos, crítica y textos testimoniales».

Apartado de la primera línea política desde hace mucho, el antiguo guerrillero que pasó de las armas a las letras mantiene vivo su afán de mejorar el mundo. «Con 16 años mis ideales políticos se parecían a los literarios. Quería cambiar el mundo con los libros, lo mismo que con la acción política», explicó Ramírez, que abrazó la revolución para revertir una realidad ignominiosa. «Llevo 23 años fuera de la política, pero mis ideales humanistas de vivir en un mundo y en un país distinto perviven», afirmó ayer.