Heidi y Marco se quedan huérfanos

Xesús Fraga
xesús fraga REDACCIÓN / LA VOZ

CULTURA

MARTIAL TREZZINI | Efe

Fallece Isao Takahata, confundador de los influyentes estudios Ghibli y director de las célebres series televisivas y de filmes como «La tumba de las luciérnagas»

07 abr 2018 . Actualizado a las 09:22 h.

El célebre cineasta japonés Hayao Miyazaki se retiró en el 2013 a los 72 años, pero en el 2016 anunció su regreso para involucrarse en un nuevo largometraje. «Estaba cansado de ir a entierros de amigos», se justificó. Ahora tendrá que asistir a otro funeral, de alguien que además era más que un amigo para él. Este viernes falleció Isao Takahata, cofundador de los estudios Ghibli junto a Miyazaki y, como él, una influyente figura de la animación que ha marcado a espectadores e influido a cineastas de todo el mundo. Takahata tenía 82 años, había hecho su último filme -El cuento de la princesa Kaguya, nominada al Óscar- el mismo año que se jubiló Miyazaki y, si pensaba en volver, como su colega, se lo impidió un cáncer de pulmón.

Mientras Miyazaki representaba la cara visible de Ghibli, el papel de Takahata era más discreto pero igual de crucial. El primero en notar su impacto fue precisamente su colega de estudio: esa conciencia social y ecológica que ha caracterizado los filmes de Ghibli nace de la visión de Takahata; mientras Miyazaki se aventuraba por caminos fantásticos -con la ayuda de Takahata-, su compañero mostraba su apego a la naturaleza -Pompoko-, su gusto por las viñetas costumbristas -Mis vecinos los Yamada- y su particular visión de la historia. Esto último lo condensó en lo que para muchos es su obra maestra, La tumba de las luciérnagas, que relata la epopeya de dos hermanos por sobrevivir en los últimos años de la Segunda Guerra Mundial. El director ahondó en sus propios recuerdos del bombardeo norteamericano que vivió en 1945 en Okayama, cuando recorrió en pijama las calles desoladas y atestadas de cadáveres. El resultado fue una de las mejores películas de temática bélica -y dramática- de la historia del cine.

Takahata ya había demostrado que podía plasmar poderosas emociones a través de historias protagonizadas por niños. Lo hizo en la década de los setenta con dos series para televisión, Heidi y De los Apeninos a los Andes, que marcó la infancia de toda una generación de españoles en aquellos años de cadena única; para muchos fue también su primera exposición al anime.

En aquellos años Takahata y Miyazaki trabajaban para Nippon tras iniciarse en la animación en Toei, después de que el primero se hubiese licenciado en Literatura francesa en la Universidad de Tokio (Francia y especialmente su cine ejercieron una influencia de por vida en el director). En 1985 se fundó Ghibli y arrancó una era dorada: sus primeros filmes fueron El castillo en el cielo, dirigida por Miyazaki y con Takahata en la producción, y La tumba de las luciérnagas.

Su última obra, El cuento de la princesa Kaguya, se inspiró en una narración tradicional y primó en su estética el dibujo sobre el realismo al estilo 3D. No fue una decisión superficial: «El dibujo tiene un gran poder para despertar sentimientos y evocar recuerdos en el espectador». Una declaración de intenciones que ahora queda como el legado fílmico de un gran cineasta.