Steven Spielberg: «Vivo en la nostalgia, en el pasado»

maría estévez MADRID / COLPISA

CULTURA

ALBERTO PIZZOLI

El director regresa a las narraciones de adolescentes en su nueva película, «Ready Player One»

30 mar 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Steven Spielberg ha creado una oda a la cultura pop de los años 80 en Ready Player One, su nueva película, inspirada en el libro superventas del mismo título escrito por Ernest Cline (Ediciones B). La historia de Cline cuenta cómo en el año 2044 un adolescente, Wade Watts, escapa de su realidad gracias al mundo virtual que le ofrece Oasis, una utopía digital donde uno puede conseguir premios o quedar atrapado en las trampas de los cazadores. Una vez más, con Ready Player One, Spielberg alimenta el apetito por las narraciones con adolescentes en busca de su identidad.

-¿Por qué decidió adaptar la novela de Ernest Cline al cine?

-Creo que todo aquel que haya leído el libro sabe que conecta de una forma increíble con la industria del cine. Es una novela con media docena... qué digo, con una docena de películas dentro de sus páginas. Lo que hemos hecho es buscar la mejor forma de narrar esta historia, la competición, el universo virtual, y, en el tercer acto, nos hemos visto enfrentados a una carrera en el tiempo. Es un cuento con moraleja que nos permite tomar una decisión como sociedad. ¿Dónde queremos existir? ¿Cuál es nuestra realidad? Esos temas son muy profundos para mí y cuando leí el libro me encontré cuestionándome sobre ellos.

-La tecnología de su película es fascinante.

-La producción empezó hace tres años y estuvimos rodando hasta julio del 2016. Ha sido una posproducción extremadamente larga, pero ha sido mi gran escape. He fantaseado con esta narración desde que leí el libro, me ha llevado a lugares en mi imaginación que ni soñaba. Ha sido un viaje fabuloso en el que he vivido durante todo este tiempo. Escapar en compañía de Ernest Cline es algo incomparable, al final no me quedó más remedio que volver a la tierra. Rodé El puente de los espías y The Post mientras estaba con la posproducción de Ready Player One.

-Usted parece decidido a desempolvar el pasado en sus películas.

-Reconozco que me preocupa mucho la historia y cómo parece desvanecerse lo que hemos aprendido entre toda la información que recibimos de los medios, consumimos tanta cultura contemporánea que ya casi no queda espacio para mirar hacia atrás. Nuestros jóvenes ya no tienen tiempo para reflexionar acerca del pasado.

-El escenario en que se desarrolla el filme es impresionante. ¿Es un personaje dentro de su película?

-Sin duda. Es cierto que me tome mi tiempo en filmarlo como merecía. Despacio, dándole su tiempo. No podía desperdiciar la belleza de la experiencia virtual. Es una gran contribución a esta cinta. He intentado que se convierta en un personaje.

-¿Sus películas derrochan optimismo?

-En todas mis películas muestro mi deseo por un mundo mejor. A mí lo que me interesa es hacer una reflexión existencial. Ready Player One cuenta con una mitología muy particular entre el estilo y cómo he elegido contar la historia. Quería hacer una película para toda la familia. Sin embargo, reconozco que muchas de mis películas expresan mis deseos, supongo que eso forma parte de mi arte, que, a fin de cuentas, es un arte interpretativo.

-Costó asegurar los derechos de imagen de tanto icono ochentero.

-Fue la productora Kristie Macosko Krieger quien lo consiguió. Ella pasó tres años pidiendo derechos legales y, desafortunadamente, no pudimos conseguir todas. No pudimos obtener ningún derecho de La guerra de las galaxias.

-La nostalgia es un aspecto importante en sus narraciones.

-Mi relación con la nostalgia es intima. Cuando tenía 11 o 12 años, comencé a filmar películas de 8 mm de mi familia en viajes de campamento a Arizona. Con la llegada del vídeo, comencé a grabar vídeos. Y luego, seguí grabando con cámara de sonido de 8 mm a mis amigos, Francis Ford Coppola, George Lucas, Martin Scorsese y Brian De Palma, mi grupo de los años 70. Tengo más de 60 horas de filmación de todos nosotros creciendo y haciendo películas juntos, imágenes que algún día podrían editarse para hacer un documental interesante, si puedo obtener los derechos de cualquiera de estos tipos, porque, probablemente, no me van a dejar mostrar un 80 % de las imágenes. En mi vida personal grabo todos los vídeos de mi familia. Tengo un gran editor, Andy, en nuestra oficina, y él corta lo que yo grabo todo el año de la vida de mi familia; a mis hijos, mis nietos, y cada año tenemos pequeñas proyecciones. Se llama «vídeo familiar anual». Como verás, vivo en la nostalgia, por eso reaccioné tan positivamente al libro de Ernie. Yo vivo en el pasado.

-Así que pasa el tiempo revisando el pasado...

-He aprendido que una cosa es revisar el pasado y otra intentar cambiarlo. Cuando E.T. se lanzó de nuevo, digitalicé cinco tomas nuevas y reemplacé el arma del agente del FBI que corre a las camionetas por un walkie talkie. Sin embargo, esos retoques no sentaron bien entre los admiradores de la película y me crucificaron en las redes sociales. He aprendido que una vez la película se ha estrenado, ya le pertenece al público. Es una gran lección. Esa es la última vez que decidí meterme con el pasado. Nunca volveré a hacerlo ni cambiaré nada de una película, aunque tenga control de ella.