Identidad y universalidad se funden en un viaje de dos siglos por el arte gallego

Montse García Iglesias
Montse garcía SANTIAGO / LA VOZ

CULTURA

PACO RODRÍGUEZ

«Galicia universal» reúne 192 obras de Abanca y Afundación en el Museo Gaiás

17 mar 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Un gran mapa de Galicia que había pintado Urbano Lugrís para un concesionario de coches de A Coruña y un cuadro de Laxeiro -que inicialmente fue un mural del Café Moderno de Pontevedra- son el marco de entrada a la muestra que recorre los últimos doscientos años del arte gallego. De Pérez Villaamil (Ferrol, 1807) a Antía Moure (Monforte, 1981). Entre ellos, otros 117 artistas de diferentes épocas, estilos y técnicas. La exposición Galicia universal, que ayer se inauguró en el Museo Gaiás de la Cidade da Cultura, reúne 192 obras para mostrar todo el potencial de los creadores gallegos, dejando patente que no fueron ajenos a las grandes corrientes artísticas y, al mismo tiempo, también ellos influyeron. Se trata de una selección de las más de 6.300 obras que forman parte de las colecciones de Abanca y Afundación. 

Casi doscientas piezas de pintura, escultura, fotografías e instalaciones impregnadas por dos conceptos. Por una parte, la identidad. «Todas las obras son metáforas vivas de la Galicia universal», destacó el presidente de Abanca, Juan Carlos Escotet. Unas palabras en las que también coincidió el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijoo: «Nestas creacións pódese ver a metáfora do que somos (...) Cada un dos 119 creadores recrean un anaco do país». El otro denominador es la universalidad. «Siempre, en cualquier circunstancia, lo regional y lo universal se tensan y enriquecen mutuamente», afirmó el presidente de la entidad bancaria, mientras que Núñez Feijoo apuntó que «os momentos, paisaxes, facianas e espazos son unha galeguidade universal e un universalismo galego», añadiendo que pocas comunidades de las mismas dimensiones que Galicia «teñen unha produción artística tan intensa, tan variada e tan rica».

También un Picasso

Unas palabras que escucharon varios de los autores de obras de la exposición, como Antón Patiño, Menchu Lamas, Paco Pestana, Xurxo Oro Claro, Santi Jiménez, Acisclo Manzano, Antía Moure, Quintana Martelo, Elena Colmeiro, así como familiares de otros ya fallecidos. Sus creaciones artísticas conviven con otras de Virxilio Viéitez, Francisco Asorey, Manuel Colmeiro, Maruja Mallo, Luís Seoane, Castelao, Francisco Leiro, Berta Cáccamo, Álvaro Negro o Antón Lamazares. En esa amplia lista también está incluido Picasso, con un dibujo en tinta sobre papel de su época en la que estuvo residiendo en A Coruña. «Se trata de una asombrosa concurrencia de trayectorias artísticas», afirmó Juan Carlos Escotet, apuntando que esta exposición, que podrá visitarse hasta el 14 de octubre, es un «hito de la historia reciente de las artes visuales en Galicia».

Si la puerta de entrada a la exposición basada en obras de las colecciones de Abanca y Afundación son Lugrís y Laxeiro, en la despedida están creaciones que se están abriendo paso en los museos, como una ilustración de Santi Jiménez o una pintura acrílica del grafitero Nano4814.

Diez ejes temáticos distintos y nuevas perspectivas para algunas piezas

Galicia universal está estructurada en dos plantas agrupando las piezas sobre diez ejes temáticos diferentes: cultura popular, representación de la mujer como imagen del país, paisaje del Romanticismo, naturaleza muerta, grandes escenarios y formatos, retrato típico y arquetípico, compromiso social y político, entre la abstracción y la nueva figuración, Atlantismo, y local y universal. Si en la primera planta del Museo Gaiás se agrupan las primeras secciones, en donde la mayor parte de obras son cuadros o esculturas; en la segunda se recoge ya un nuevo lenguaje artístico, en el que la obra se expande y se sale del marco. En esta última parte, el diseño expositivo permite observar desde otras perspectivas las creaciones al situar las piezas en estructuras como las que se utilizan para conservarlas en las pinacotecas. De esta forma, algunos de los cuadros pueden verse también por la parte trasera del lienzo y acercarse más al proceso creativo.

Por otra parte, a lo largo de la exposición hay numerosas conexiones familiares: padres-hijos (como la de Manuel y Elena Colmeiro) o hermanos (Cristino y Maruja Mallo o Teodomiro y Serafín Avendaño). Hay obras, además, con historias singulares detrás, como el cuadro que Seoane pintó para ayudar a un cura multado por una homilía contra la pena de muerte.