Paquito D'Rivera: «El jazz y la música clásica son como un matrimonio, aportan uno al otro»

Montse García Iglesias
Montse garcía SANTIAGO / LA VOZ

CULTURA

Xoán A. Soler

El saxofonista cubano tocará con la Filharmonía en los conciertos que ofrecerá en Santiago y en A Coruña

28 feb 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Paquito D’Rivera (Cuba, 1948) es un referente del jazz latino -suma 14 premios Grammy-, pero también destaca como compositor de música clásica y jazz. Además del saxofón, toca el clarinete. Todas estas facetas las mostrará en los dos conciertos que ofrecerá esta semana con la Real Filharmonía de Galicia -mañana en el Auditorio de Galicia (Santiago) y el viernes en el Teatro Colón (A Coruña)-. Una actuación bajo la batuta de Vicent Alberola y con la participación del trío de jazz cubano Pepe Rivero Trío. De esta forma, vuelve a actuar en Galicia después de un año. «Aquí encontré muchos amigos», dice, y cita a Cristina Pato y el Quinteto Cimarrón, con el que grabó un disco en A Coruña.

-En el programa hay obras que compuso usted, tocará el saxofón y el clarinete e interpretará piezas de muy diferentes estilos.

-Es muy variado. La obertura es con una obra que dedico a tres amigos con los que trabajé de niño, Gaby, Fofó, y Miliki, Los Payasos de la Tele. Leí un libro de Miliki en el que contaba la historia de Fofó, que le escondió el elefante al entrenador y después lo llevó a hacer la denuncia a la policía. ¡Imagínate la cara del agente! [ríe]. Me inspiré en eso y escribí El elefante y el payaso. Después, será un concierto que compuse para clarinete y piano, The Cape Cod Concerto; también hay tangos de Piazzolla y un tributo a Charlie Parker, una de mis grandes influencias de niño, cuando empezaba con el jazz.

-Hará un tributo a un jazzista, también interpretará a Mozart. ¿Las fronteras entre la música clásica y el jazz son menores de las que se consideran?

-Es música y nada más. Cada género tiene sus propias características, lo que hay que hacer son pequeñas o grandes adaptaciones. Son los mismos doce sonidos que usamos todos en la música occidental, la forma de organizarlo es la variante. Siempre he protestado contra la división de géneros. Claro, hay que dividirlos para conocerlos; un pastor alemán no es lo mismo que un chihuahua, pero todos son perros. La música es igual.

-¿Qué le puede aportar la música clásica al jazz y viceversa?

-Los jazzistas cuando ignoran la música clásica están ignorando siglos de disciplina musical, de compositores y de tradición. El jazz es una música nueva, la primera grabación se hizo en 1918. Pero, por otra parte, los músicos clásicos, al ignorar la música de jazz, están perdiendo la frescura, la improvisación y la espontaneidad. Es como un matrimonio, tienen que aportarse uno al otro mutuamente.

-También hizo rock y compuso ópera, tangos...

-La improvisación es en donde me siento más cómodo y lo que más me gusta hacer. Pero uno de mis compositores favoritos es Igor Stravinski.

-Este año cumple 70 años y 65 de ellos sobre el escenario. ¿Cómo se mantiene la ilusión?

-Pedro Iturralde va a cumplir 90 [ríe], así que no tiene gracia cumplir 70 años. La clave es el amor por la profesión. No podría vivir sin la música. Mi segunda actividad es la escritura.

-¿Le quedan sueños por cumplir?

-A mi me gustaría grabar con Chick Corea. Hablamos de eso cada vez que nos encontramos. También acabo de terminar una pieza para clarinete y chelo, que se estrenará este año o el próximo por la Orquesta Sinfónica Nacional en Washington.

-Y catorce Premios Grammys.

-No me dejo influir demasiado por ellos, no dejo que se me suban a la cabeza. Hay muchos grandes artistas que nunca lo recibieron, entre ellos, Carmen McRae, una de las cantantes más importantes de la historia del jazz, de las cinco grandes. Siempre es bueno tenerlos porque hay gente que solo entiende ese idioma, hay promotores de espectáculos que el idioma del Grammy es el único que entienden, pero hay grandes músicos que nunca lo tuvieron. Yo prefiero tenerlos, pero eso no me sube a la cabeza.

-Prepara, además, un libro.

-Me gusta mucho escribir. Tengo una idea sobre una pareja de gemelos en un pueblo. Los dos toman caminos diversos: uno se vuelve un gran compositor y el otro un bandido, y se reúnen al final. No puedo contar más [ríe].

-¿Ve posible volver a Cuba?

-Cuando se vaya esta gente de una vez y se convenzan de que el sistema ha sido un fracaso en el mundo entero, quizás yo pueda regresar a mi país. Cuando no tenga que pedirle permiso a unos fracasados para regresar a mi país. Me sorprenden los letreros de la universidad aquí celebrando el comunismo.