Isabel Mellado: «Mi novela es una oda al oído, como una puerta para escuchar más»

CULTURA

La novela de Mellado se estructura en 99 compases
La novela de Mellado se estructura en 99 compases BENITO ORDOÑEZ

La autora residente en Granada publica su primera novela, narrada desde la perspectiva de una violinista profesional

28 ene 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Es violinista en una orquesta de Granada y toca como freelance en Berlín. Gracias a una Beca Karajan se instaló hace 26 años en la capital alemana para perfeccionarse con el concertino de la Orquesta Filarmónica de Berlín. Isabel Mellado (Santiago de Chile) es también escritora. Tras su destacado debut literario con el libro de relatos El perro que comía silencio, publica ahora su primera novela, Vibrato (Alfaguara).

-¿Cómo surge este libro?

-En los ensayos de orquesta me di cuenta de las historias tan interesantes que había que contar. El hecho de que fuera una novela surgió de forma natural por el tamaño de lo que quería contar.

-La protagonista tiene bastantes rasgos biográficos similares a los suyos. ¿Hasta qué punto es un libro autobiográfico?

-Hay muchos puntos en común, las dos tocamos el mismo instrumento, porque la novela requería que la protagonista fuera violinista, las dos partimos del mismo país, Chile, y llegamos al mismo país, Alemania, pero ella toca en un cuarteto y nuestra historia sentimental es distinta.

-La novela tiene estructura de partitura, con 99 compases.

-Cuando trato de explicar de qué va esta novela siento que me quedo corta si cuento simplemente las peripecias de los personajes. El sonido, el ruido, el silencio y la manera en que se cuentan las cosas son también un personaje muy importante. Eso me viene de mi formación musical, intento escribir con el oído. Esta novela es una oda al oído y en eso sí creo que la protagonista, Clara, y yo tenemos mucho en común. El oído como una puerta para escuchar más, algo que sirve tanto para mí como para la protagonista.

-¿Solo una violinista y escritora podría haber escrito esta obra?

-Pienso que es así, porque hablo de temas que conozco mucho. Pero no es solo un libro para amantes de la música clásica, por eso era importante el contrapunto con otras voces. Quería contar muchas historias sobre la música clásica que no se han contado, pero que el lector no sienta que le están dando una lección. Quería mostrarlo, con todo lo bueno y lo malo que conlleva. La música clásica es casi como una vocación religiosa, un sacerdocio.

-¿Por qué el título de «Vibrato»?

-Clara nace en una dictadura, donde hay mucho miedo y censura, y en el seno de una familia disfuncional de artistas. El vibrato es un temblor voluntario, un recurso estético y expresivo, una metáfora muy lúcida de lo que es el arte como consuelo frente al miedo. En la novela se ve la obsesión del músico por la perfección, por repetir y repetir un compás, pero el vibrato es una desafinación voluntaria, en el caso del violín el dedo hace una fluctuación que parece una imperfección. Es muy bonito que se necesite esa imperfección en la belleza. A mí, los artistas que más me interesan son los que no son para nada perfectos, la solidez no es ser artista, pero es lo que se pide en las orquestas y en la vida también.

-En la novela parece buscar la belleza en cada frase.

-La busco absolutamente. Si en la música mi mejor voz es el violín, en la escritura son esos pequeños regalos que le doy al lector en forma de aforismos o de compases especiales. Algunos aforismos son humorísticos, porque considero que cuando uno intenta hablar de los grandes temas se corre el peligro de caer en la grandilocuencia. En cambio, el humor es un antídoto contra la grandilocuencia, es un arte. Yo escribo con seis sentidos, el humor es el sexto.

-¿Por qué cree que hay tan pocas directoras de orquesta?

-Antes de escribir la novela, estuve investigando, preguntando a mis colegas y a directores de orquesta cuál era la razón. Las razones que me daban son las que he puesto en los diálogos, pero no he encontrado ninguna respuesta satisfactoria hasta el momento. Es cierto que han tenido menos oportunidades, pero también en la literatura y, sin embargo, hay muchas mujeres escritoras. Ahora están apareciendo buenas directoras, pero no hay una Barenboim o una Abbado.

-¿Qué le satisface más, ser violinista o escritora?

-El mundo de la música es maravilloso, pero yo soy intérprete, no compositora, me gusta ese trabajo de adaptación a un gran conglomerado en el que soy apenas una célula, pero no tengo voz propia, no puedo salirme de la partitura. Escribiendo siento más libertad, intento componer con palabras, logro un pensamiento menos abstracto. Menos mal que no necesito elegir.

«Para mí, la orquesta es mi país elegido»

«La dictadura llegó a Chile cuando yo tenía seis años, tener un libro de Pablo Neruda era peligroso. Lo que cuento en la novela, que la protagonista entierra libros junto con su padre y se arrastran por el suelo para no ser baleados, es real», explica Isabel Mellado.

-En la novela, la presencia/ausencia del padre, un detenido-desaparecido de la dictadura de Pinochet, tiene un gran peso.

-Eso era difícil de calibrar porque quería tener mucho respeto con el dolor que provoca un padre desaparecido y con la enfermedad que padece, el alcoholismo. La protagonista nace en una familia disfuncional que luego se desintegra cuando desaparece el padre y ella busca todo el tiempo y lo que más busca es una pertenencia, un lugar donde estar, salir de su desarraigo, que ya sentía en Chile. Siempre se sintió extraña, incluso su vocación musical la hacía rara frente a los otros niños. Busca su lugar, que no encuentra en su pareja, pero sí en la orquesta, que es un país, que son muchos países, un puzle de desarraigados. No me gusta la palabra patria, pero para mí la orquesta es mi país elegido.

-¿Cómo ve el Chile actual?

-Yo me fui hace 26 años y han cambiado muchas cosas para bien, pero otras tienen que seguir cambiando, porque es un país que sigue siendo clasista y un poco racista, y no se dan las mismas oportunidades a todos.

-¿Por qué cree que hay un rechazo a la música clásica en una gran parte de la sociedad?

-En otros países como Alemania hay menos rechazo. Para un niño tocar un instrumento es como jugar al tenis, tiene una relación natural con la música, no creen que el músico sea alguien raro. Hay que potenciar la música en los colegios, tiene que haber más educación musical.