Ángel Viñas: «Franco ordenó asesinar al general Balmes, no fue un accidente»

CULTURA

BENITO ORDOÑEZ

En su nuevo libro, escrito junto a dos expertos, Viñas desmonta la versión oficial de su muerte en vísperas del golpe

26 ene 2018 . Actualizado a las 07:28 h.

Tras La otra cara del Caudillo y Sobornos, Ángel Viñas (Madrid, 1941) vuelve a ocuparse del dictador en El primer asesinato de Franco (Crítica), en esta ocasión en compañía de dos reputados expertos, uno en anatomía patológica, Miguel Ull, y otro en aeronáutica, Cecilio Yusta. La tesis del libro es que el general Amado Balmes, comandante militar de Las Palmas, no murió a causa de un accidente, como sostiene la versión oficial, sino que fue asesinado por orden de Franco -entonces comandante general de Canarias- el 16 de julio de 1936, en vísperas de la sublevación militar.

-En su libro refutan que Balmes murió a causa de un accidente.

-Esta versión es rotundamente falsa. Es una mera construcción ideológica para justificar su muerte. En el libro demostramos que fue un asesinato porque concurrieron dos características tipificadas en el Código Penal de la época y de ahora, la premeditación y la alevosía. Este asesinato se ha mantenido oculto durante 80 años en una operación de encubrimiento que, hoy sabemos, estuvo inspirada desde la alturas del poder militar. No fue la primera víctima del llamado Alzamiento Nacional, como se ha dicho, sino la primera víctima de la aún no declarada insurrección militar.

-¿Qué indicios existen de que Franco ordenó que le mataran?

-¡Quién lo iba a ordenar! Un oficial no le pega un tiro al jefe de la guarnición por las buenas, motu proprio. El asesinato de Balmes fue ordenado por Franco y ejecutado bajo su total responsabilidad. Hay una visita de Franco a Las Palmas el 25 de mayo muy importante que ha pasado desapercibida, en la que le dice a su primo y ayudante, Franco Salgado-Araujo: ‘‘El comandante Cañizares me ha impresionado mucho, está dispuesto a cargarse a sus superiores’’. En lugar de arrestarlo inmediatamente, le dice que le ha causado buena impresión. Es una muestra significativa de cómo pensaba.

-La muerte de Balmes permitió a Franco trasladarse sin levantar sospechas desde Tenerife a Las Palmas (para ir al entierro). Allí le aguarda el «Dragon Rapide», que lo lleva a Tetuán para comandar las tropas de África. ¿Por qué era tan importante para él ir a Las Palmas?

-Franco había dejado la sublevación organizada en Tenerife y quería hacer lo mismo en Las Palmas, antes de partir a Marruecos, para lo que tenía que eliminar a Balmes, que, no me cabe duda, era leal al Gobierno de la República y podía oponerse a sus planes.

-En el libro desmontan el mito de que Franco se sumó al golpe como respuesta al asesinato de Calvo Sotelo.

-Franco ya intentó dar un golpe en febrero con Gil Robles para evitar el triunfo de las izquierdas en las elecciones de febrero. En abril los conspiradores peninsulares ya cuentan con Franco. En mayo está pensando en cómo organizar el golpe en combinación con el general Mola, con el que tiene abiertos canales de comunicación. A mediados de junio pasa a la acción. Franco no se sumó a la rebelión por el asesinato de Calvo Sotelo sino que fue minuciosamente planeada y sincronizada con la que preparaba Mola.

-Tras destapar aspectos desconocidos de Franco en sus últimas obras, ¿qué perfil hace de él?

-Franco es un individuo totalmente desaprensivo, egocéntrico, ambicioso, duro, frío como un témpano de hielo, mentiroso, corrupto, hábil, taimado, al que le costaba trabajo decidirse pero cuando lo hacía era rápido como un relámpago, una apisonadora.

-Como estudioso del franquismo, ¿qué opinión le merecen las acusaciones de los independentistas catalanes de que España es un Estado franquista?

-Es un insulto para los que vivimos bajo el franquismo, para los que estuvieron encarcelados y para los que hicieron la Transición. Puigdemont no tiene ni idea de lo que era el franquismo.

Una autopsia amañada para encubrir lo sucedido

En el libro de Viñas se echa por tierra el denominado Informe de autopsia de Balmes, que sirvió para justificar que la muerte del general ocurrió al disparársele accidentalmente una pistola cargada que se le había encasquillado, y con la cual realizaba ejercicios de tiro. Algo prácticamente imposible al tratarse de un militar avezado. «Esa supuesta autopsia se ve a primera vista que no está realizada por forenses técnicamente capacitados», señala Miguel Ull, reconocido especialista en anatomía patológica. La clave para desacreditarla es la contradicción entre la mención que hace del orificio de entrada de la bala y los daños que causó en el cuerpo del general. Según Ull, «si el disparo hubiera sido en la barriga, el bazo no habría podido sufrir años, en contra de lo que dice la autopsia». El mismo día de la muerte el vespertino Diario de Las Palmas aseguró que el orificio estaba precisamente bajo la axila, pero los militares le obligaron a no hablar más de ello. A partir de ahí, solo se difundió la versión oficial.

Los autores dudan incluso de que se llegara a hacer la autopsia. «Ese papelín que salió a la luz en el 2015 es una supuesta transcripción de lo que los forenses le habrían dictado al secretario del juzgado de instrucción, pero no está firmado por los forenses ni existe un certificado de defunción», corrobora Ull.

Sin atención médica

Destaca Ull que Balmes «no recibió la más mínima atención sanitaria» ni en la casa de socorro, a donde lo llevaron tras recibir el disparo en el campo de tiro de La Isleta (Las Palmas), ni en el hospital militar, donde murió. «Estoy seguro de que el director del hospital, Fernando López Tomasety, estaba en el ajo», afirma. Ull señala como indicio de que Balmes fue asesinado el comentario que hizo Franco en una cena que tuvo lugar el 16 de agosto de 1936 en Burgos, de la que dio cuenta José María Iribarren en un libro publicado en 1937. «Franco se sinceró y dijo que había asistido al entierro el general Balmes, que fue asesinado en circunstancias un tanto misteriosas», recuerda. Ese testimonio figuraba en la primera edición y después desapareció. La persona que lo asesinó era «un profesional», tercia Viñas. En el libro sus autores dan cuatro nombres del posible autor material del disparo.