Fallece a los 94 años el poeta cordobés Pablo García Baena, fundador de la revista «Cántico»
CULTURA
Es una de las voces fundamentales de la poesía española del siglo XX
16 ene 2018 . Actualizado a las 05:00 h.Junto a su amigo el poeta de Puente Genil Ricardo Molina fundó en 1947 la revista Cántico, publicación clave en la poesía de la posguerra española y que acabó dando nombre a un importante grupo de autores -como Julio Aumente, Juan Bernier y Mario López- que incluía también a varios pintores. Acababa de debutar entonces Pablo García Baena (Córdoba, 1923) como escritor con su poemario Rumor oculto (1946). El pasado domingo, a los 94 años, moría en el cordobés hospital de la Cruz Roja, en el que había ingresado debido a complicaciones respiratorias. Era el último vate de aquella familia de artistas, aunque en los últimos meses problemas de salud -como la pérdida de visión- limitaron su capacidad creativa.
Poco amigo de los focos y las capillas, se va una de las voces fundamentales de la poesía española del siglo XX. Pese a su discreción, su obra y su trayectoria recibieron algunos de los reconocimientos más importantes de su ámbito, como el Premio Príncipe de Asturias de la Letras 1984, el Reina Sofía de Poesía Iberoamericana en el 2008 y el Internacional de Poesía Federico García Lorca recibido en el 2012. García Baena había empezado publicando poemas y dibujos en la prensa local bajo el seudónimo de Luis Cárdenas, hasta que en 1946 salió a la luz en la revista Fantasía su primer poemario, de una modernidad y precisión alejada de la corriente social tan en boga en aquellos años oscuros.
Su creación -y la de su grupo- estableció de algún modo un vínculo con la querida generación del 27, en un salto hacia atrás que resultaba especialmente renovador. Un proceso de conexión similar los rescató del baúl del tiempo cuando autores como Luis Antonio de Villena y Guillermo Carnero -este, con una excelente antología-, la generación de los novísimos, los reivindicó en los años 70.
La obra poética de García Baena -Antiguo muchacho (1950), Junio (1957), Óleo (1958) Almoneda (1971), Antes que el tiempo acabe (1978), Fieles guirnaldas fugitivas (1990) y Los Campos Elíseos (2006)- destaca por su castellano limpio, por sus querencias barrocas, sus sonoridades gongorinas, y por una imaginación y una sensualidad que no están reñidas con una clara presencia de la inspiración religiosa.