-Intérprete, compositor... pero también trabaja en la confección de las trompetas Stomvi.
-Como intérprete tengo una necesidad muy clara de evolucionar y, si el instrumento me limita, entra en acción Vicente Honorato, presidente y fundador de Stomvi, que me ayuda a desarrollar y a hacer realidad todos esos sueños artísticos a través del material de instrumentos que recibo de su parte. Horas y horas de dedicación y, sobre todo, horas soñando e imaginando el sonido que queremos y «creemos» que es el adecuado para una obra en concreto. Es más, hemos llegado a un punto que, si es preciso cambiar un instrumento para dos compases, lo hacemos; no es para mí comodidad, es para hacer más bella la música.
-Le preocupa incrementar el repertorio para trompeta, ¿es escaso? ¿No se le ha dado suficiente importancia?
-Sí y no. El período barroco fue la época de oro, luego en el clasicismo hay un vacío enorme. A finales del siglo XIX empezamos a tener más repertorio, que subió progresivamente en su ambición técnica, pero, sin embargo, vamos muy atrasados si nos comparamos con el piano y el violín. El XX ha sido muy importante con grandes solistas. Ahora tenemos estos instrumentos que estamos desarrollando con cuatro octavas reales, y antes hablábamos de dos octavas y media; eso es una gran diferencia y el compositor actual está feliz por tener un recurso más amplio para componer. También estamos elevando en destreza, habilidades y conceptos la trompeta. Es decir, seguimos evolucionado exponencialmente. Para mí es un lujo, un sueño, un compromiso.