Carlos Quintáns lleva a Pekín la arquitectura española post-crisis

Javier Armesto Andrés
Javier Armesto REDACCIÓN

CULTURA

BEA OTERO

La capital china acoge la exposición «Unfinished», galardonada en la Bienal de Arquitectura de Venecia

17 dic 2017 . Actualizado a las 12:53 h.

«Estamos en Europa, no necesitamos construir miles de metros cuadrados, lo que tenemos que hacer es arreglar lo que ya tenemos». Así se expresaba el arquitecto gallego Carlos Quintáns (Senande, Muxía, 1962) poco antes de presentar en la Bienal de Venecia del 2016 la exposición Unfinished (Sin terminar), que resultaría premiada en el prestigioso certamen y que ahora se exhibe en Pekín, después de haber pasado por Sydney (en el 2018 viajará a Tokio y Manila).

La muestra recoge ejemplos de arquitecturas realizadas en los últimos años, nacidas de la renuncia y de la economía de medios, pensadas para evolucionar y adaptarse a necesidades futuras y que confían en la belleza del paso del tiempo. Proyectos que entienden la arquitectura como inacabada, en constante evolución, y al servicio del ser humano, en un momento de incertidumbre respecto a la profesión que hace relevante su consideración en nuestros días.

Comisariada por el propio Quintáns y por Iñaqui Carnicero, Unfinished parte de la dolorosa realidad de la crisis económica, que ha convertido a España en uno de los países donde su impacto más ha afectado a la práctica de la arquitectura. «Deben existir pocos lugares en el mundo donde en un periodo tan corto de tiempo se erigieran tal cantidad de edificios, sin otra finalidad en muchos casos que alimentar el voraz motor de la economía», explican sus autores. La ausencia de reflexión respecto a la necesidad o vigencia de estas obras hizo que muchas quedaran abandonadas debido a la inviabilidad económica para su finalización o mantenimiento.

Frente a esta situación, una serie de proyectos recientes dan respuesta a la problemática surgida en la sociedad y en la propia profesión con conceptos como reasignación, adaptabilidad y reapropiación. Entre esos trabajos que formaban parte de la exposición original (la de Pekín, por motivos de espacio, es una adaptación más pequeña) hay varios gallegos, como el Museo de las Peregrinaciones, en Santiago, de Manuel Gallego; o el mirador de Pedra da Rá, en Ribeira, de Carlos Seoane, cuya ejecución supuso el derribo de un símbolo del feísmo _una escalera y plataforma construidas en los años 80 alrededor de este monumento natural_. La piscina de Maceda, de Trespes Arquitectos (Alberte Pérez, Carlos Mosquera y Enrique Iglesias); una vivienda en Tebra (Tomiño, Pontevedra), de Guadalupe Piñera y Jesús Irisarri, y la remodelación del puerto de Malpica, de Juan Creus y Covadonga Carrasco, son otros proyectos hechos en Galicia. También hay que citar la nueva sede de la DO Ribera del Duero, en Roa (Burgos), del estudio del italiano Fabrizio Barozzi y el compostelano Alberto Veiga.

«Tenemos mecanismos suficientes para resolver los problemas, siempre han existido esos mecanismos pero estaban tapados por el star system», explicaba Quintáns a La Voz. A la inauguración en el Instituto Cervantes de Pekín asistió el embajador de España en China, Alberto Carnero, quien destacó que «la arquitectura tiene que tener sentido tanto en épocas de vacas gordas como en épocas de vacas flacas» y alabó cómo los arquitectos españoles han sabido «caerse y luego levantarse» con humildad, según informa Efe.

Por su parte, el arquitecto y urbanista chino Zhu Xiaodi, con el que Quintáns mantuvo un coloquio, defendió que cuando se trabaja con pocas posibilidades económicas «surgen ideas inteligentes para aprovechar al máximo los recursos» y hay más «creatividad e inspiración».