El autor reivindica la utilidad de lo aparentemente inútil y recomienda leer a los clásicos, porque enseñan a vivir
26 nov 2017 . Actualizado a las 05:00 h.Después de hablar con Nuccio Ordine (Diamante, 1958) a uno le entran unas ganas irrefrenables de releer a Platón, Shakespeare, Montaigne, Goethe o Cervantes. Este profesor de Literatura Italiana de la Universidad de Calabria que habla con tanta pasión y argumentos tan convincentes es el autor de La utilidad de lo inútil, un manifiesto en favor de las humanidades, y ahora publica Clásicos para la vida. Una pequeña biblioteca ideal (Acantilado), un libro en el que comenta pasajes de obras de escritores inmortales. «Nací en una familia pobre, mi padre quería que fuera abogado, pero yo no elegí la forma de ganar dinero, sino mi pasión, las letras, y ahora soy un hombre feliz», explica Ordine, que ha pasado por Madrid para hablar de su libro en la Fundación Telefónica.
-Sus dos libros son muy críticos con la enseñanza actual.
-Si hacemos las cosas contestando simplemente a la pregunta ¿para qué sirve? destruimos el futuro de la humanidad, porque esa pregunta responde a una lógica del beneficio. Estoy muy preocupado, porque la única manera que tenemos de luchar contra ese predominio del utilitarismo es crear una escuela y una universidad que sean la resistencia a esa ideología. Y, al contrario, hoy miran al mercado, se convierten en cómplices de ese sistema. Por eso protesto.
-El profesor sale malparado.
-La tarea principal del profesor debería ser estudiar y enseñar. Pero hoy se dedican a participar en reuniones, rellenar formularios y pasar la jornada discutiendo de cosas estúpidas, carecen de tiempo para estudiar y enseñar. Si los profesores no enseñan con pasión y se convierten en burócratas estamos destruyendo el futuro de la humanidad. Los jóvenes tienen una pequeña llama en su corazón y si no la alimentamos mediante la cultura se inflamará por cosas negativas como el racismo o el antisemitismo, que van en aumento. Un profesor que no prepara sus clases comete un crimen, mata esa pequeña llama que está en el corazón de cada joven. Como dice George Steiner, una enseñanza de mala calidad es, casi literalmente, un asesinato. Al contrario de lo que se piensa hoy, la buena escuela no la hacen los ordenadores, las tabletas o las pizarras digitales, sino exclusivamente los buenos profesores. Cuando Camus ganó el Nobel pensó en dos personas, su madre y su profesor, porque este le cambió la vida. Si la escuela no cambia la vida de los estudiantes fracasa en su misión. Cambiar su vida significa que se conviertan en ciudadanos que razonan de forma autónoma, capaces de decir no, herejes en el sentido etimológico, alguien que no acepta el dogma y el pensamiento único. Ahora los dogmas son el consumismo, el conformismo y el utilitarismo.
-¿Cómo convencería a los jóvenes para que lean a los clásicos?
-Les diría que no los lean para aprobar un examen, sino para aprender. Los clásicos tienen las respuestas a nuestras preguntas, nos hablan del presente, en ellos se puede encontrar una orientación sobre los grandes temas que afectan a nuestras vidas, por ejemplo la desigualdad de género, la injusticia o los nacionalismos. Un clásico siempre es actual, porque nos habla de las cosas que nos importan hoy.
-En sus dos libros destaca a don Quijote, al que califica de «héroe de lo inútil y lo gratuito».
-Su ejemplo es muy importante: todos deberíamos comportarnos como él, luchar por nuestros ideales, independientemente de la victoria o la derrota. Giordano Bruno dice que lo importante no es llegar primero, sino correr con dignidad. Si me comporto en coherencia con mi pensamiento, he ganado. Don Quijote gana la batalla porque sus acciones, inspiradas en la pasión por sus ideales, dan sentido a su vida. Una página del Quijote bien elegida puede tener mucho más valor que todas las historias de la literatura que hablan de esa novela.
«La identidad puede ser una peligrosa cárcel»
Ordine condena los recortes en educación y cultura por la crisis.
-Hay una política programada para destruir el sistema educativo, pero también políticos que no entienden su importancia. Cuando dicen que no hay dinero para la enseñanza y la cultura mienten. En Italia perdemos 70.000 millones por corrupción y 120.000 por evasión fiscal. No estamos solo ante una crisis económica, es sobre todo moral. Leer a los clásicos significa luchar contra la corrupción, porque nos enseñan que la dignidad no reside en lo que se gana sino en los valores, como hacer algo por lo demás.
-¿Qué clásico recomendaría a Rajoy y a Puigdemont?
-Que leyeran a Montesquieu, que escribió ‘si conociera alguna cosa útil para mi patria, pero perjudicial para Europa, o útil para Europa y dañina para el género humano, la consideraría un crimen’. Explica de manera sencilla que la identidad puede ser una peligrosa cárcel donde nos encerramos. Y que leyeran a Giordano Bruno, que escribió ‘toda la Tierra es patria para un filósofo’. Mi patria no es un lugar físico, sino donde puedo leer, escribir y pensar en libertad. Bruno reivindicaba sus orígenes y usaba su dialecto napolitano, pero a la vez es el pensador del universo infinito que destruye todas las barreras, y por eso lo quemaron en la hoguera. Defender la lengua y la cultura propias es muy noble, pero debe servir para destruir las barreras, no para levantarlas.
-Denuncia que esta Europa es del mercantilismo, no de la cultura.
-El criterio de la identidad europea no puede ser quién paga o no la deuda, eso es una locura y por ello Europa ha perdido su autoridad moral, al servicio de los bancos. Los mismos políticos que exigen al pensionista griego, que malvive con 400 euros, que pague la deuda de su país son los que permiten que multinacionales como Google o Amazon no tributen y se refugien en paraísos fiscales.