El nicaragüense Sergio Ramírez, galardonado con el Premio Cervantes

Efe MADRID

CULTURA

Benito Ordóñez

Fue vicepresidente de Nicaragua durante el primer Gobierno sandinista

16 nov 2017 . Actualizado a las 20:55 h.

El nicaragüese Sergio Ramírez ha sido reconocido este jueves con el Premio Cervantes 2017 en la primera ocasión en los más de 40 años de su historia que este galardón, el más importante en lengua castellana, viaja a Centroamérica para reconocer a un autor que convierte la realidad en una obra de arte. Así lo ha considerado el jurado reunido hoy en Madrid, que ha decidido por mayoría y tras siete votaciones otorgar el premio a Sergio Ramírez (Masatepe, Nicaragua, 1942), escritor, periodista, político y abogado, que fue vicepresidente de su país de 1984 a 1990, durante el gobierno sandinista.

Este reconocimiento, ha asegurado a EFE el galardonado en su domicilio de Managua, le «obliga a escribir mejor», le llena de responsabilidad y coloca en el mapa a la literatura centroamericana: «abre una ventana y me sitúa en la mejor posición para hacer visible nuestra propia literatura y, sobre todo, la de los jóvenes». «Yo siempre he trabajado con la realidad, con lo que me rodea, tratando de interpretarlo» a través de la expresión y el lenguaje, un camino en el que pretende perseverar: «Mi aspiración es la escritura, no los premios», ha añadido.

El jurado ha concedido el premio a Ramírez «por aunar en su obra la narración y la poesía y el rigor del observador y el actor, así como por reflejar la viveza de la vida cotidiana convirtiendo la realidad en una obra de arte, todo ello con especial altura literaria y en pluralidad de géneros, como el cuento, la novela y el columnismo periodístico». El fallo ha sido anunciado en rueda de prensa por el ministro de Educación, Cultura y Deporte, Íñigo Méndez de Vigo, junto a Eduardo Mendoza, Premio Cervantes 2016, y el director de la Real Academia Española, Darío Villanueva, que ha presidido el jurado.

Considerado el Nobel de literatura en castellano y dotado con 125.000 euros, esta edición del premio ha vuelto a cumplir así la ley no escrita que reparte el galardón de forma alternativa entre Hispanoamérica y España.

El ministro ha comunicado la concesión del galardón a Ramírez por teléfono quien, desde Nicaragua, le ha mostrado su agradecimiento y orgullo: «una buena forma de comenzar el día», ha dicho el flamante Premio Cervantes. A sus 75 años, es uno de los narradores más significativos de América Latina con su mezcla ficción y realidad en su producción literaria, que cuenta con novela, ensayo y cuentos, con alto contenido político.

l término de la rueda de prensa el ministro se ha congratulado también de que en esta ocasión el nombre del galardonado no haya sido filtrado a algún medio de comunicación antes de ser anunciado por él, como ocurrió en los dos años anteriores. Los miembros del jurado han entrado hoy a las deliberaciones sin teléfonos móviles, para evitar cualquier filtración: «mantuvimos el secreto», ha señalado Méndez de Vigo. 

Del Gobierno sandinista al premio Cervantes

Sergio Ramírez fue vicepresidente de su país de 1984 a 1990, pero no echa de menos la política: crítico con la realidad ya sea en sus libros y con la voz que le da ser escritor, su compromiso es no quedarse callado. Convencido de que el escritor latinoamericano no puede permanecer pasivo ante la violencia, Ramírez cree que «la desigualdad social es la gran raíz de la violencia en América Latina». Su vida ha estado marcada por la dictadura de los Somoza, la revolución sandinista y sus más de cincuenta libros. Ramírez nació en Masatepe, el 5 de agosto de 1942, cuando el país era gobernado por Anastasio Somoza García, un personaje que inspiraría algunos de sus cuentos y novelas y que lo llevaría a involucrarse en la política.

«Nací bajo el viejo Somoza, llegué a la universidad bajo otro Somoza (Luis Somoza Debayle) y participé en el derrocamiento del último de los Somoza (Anastasio Somoza Debayle), el 19 de julio de 1979. Mi vida está marcada por esta familia dictatorial», contó a Efe cuando cumplió 70 años. Su paso por la política, dice, fue circunstancial: «Pasé por ella porque fue una necesidad tras la revolución sandinista». Desde muy joven su vocación había sido la literatura (a los 14 años publicó su primer cuento y su primer artículo), pero se metió en la política para librar a Nicaragua de la dictadura de los Somoza (1937-1979). En 1975 se integró en el Frente Sandinista de Liberación Nacional y tras el triunfo de la revolución en julio de 1979 fue nombrado presidente de la denominada Junta de Gobierno del Frente de Reconstrucción Nacional.

Durante su etapa de vicepresidente del Gobierno (1984-1990) luchó por el restablecimiento de la paz en su país y por el desarrollo económico de Nicaragua. En mayo de 1994 quedó excluido de la dirección del Frente Sandinista de Liberación Nacional por sus choques con la línea de Daniel Ortega. Y dejó la política en 1996 para dedicarse «a tiempo completo» a la que había sido su vocación de siempre: la literatura. Desde ella, con sus relatos, puede «contar Nicaragua, pero también Latinoamérica».

A Sergio Ramírez, la literatura le «sirve para fijar mojones éticos de referencia» y aunque le parece muy legítimo que un autor no quiera contar lo que ocurre en la sociedad, él siente el deber de no quedarse callado. Ha cultivado el cuento, la novela y el ensayo, entre otros géneros, y ha recibido galardones como el Alfaguara de novela por Margarita, está linda la mar (1998), el Dashiell Hammett (1990) por Castigo divino o el Iberoamericano de Letras José Donoso (2011).

En noviembre del 2014, ganó el Premio Carlos Fuentes por «conjugar una literatura comprometida con una alta calidad literaria» y por su papel «como intelectual libre y crítico, de alta vocación cívica». «Los escritores latinoamericanos somos cronistas de hechos y debemos registrarlos, exponerlos a la luz pública, iluminarlos, somos testigos privilegiados de las ocurrencias de la vida cotidiana trastocada por la violencia, el miedo, la inseguridad, la corrupción, las grandes deficiencias del Estado de derecho, somos testigos de cargo».

Ha publicado más de 55 libros, que han sido traducidos a varios idiomas. Entre sus obras figuran también La marca del Zorro (1989), Oficios compartidos (1994), Charles Atlas también muere (1994), Un baile de máscaras (1995, Premio Laure-Bataillon 1998), Adiós muchachos (1999), Mentiras verdaderas (2000), Sara (2015) y las dos novelas negras protagonizadas por el inspector y exguerillero Dolores Morales.