Claudia Piñeiro: «Es mucho más verdadera la ficción de una novela que el discurso político»

CULTURA

BENITO ORDOÑEZ

La autora de origen gallego publica «Las maldiciones», un «thriller» en el que denuncia la levedad de la nueva política

31 ene 2019 . Actualizado a las 17:09 h.

Es una de las escritoras argentinas más leídas. Claudia Piñeiro (Gran Buenos Aires, 1960), hija de un gallego de Portosín que se fue a Argentina cuando era niño y nieta de ourensanos por parte de madre, acaba de publicar Las maldiciones (Alfaguara), un thriller político de éxito en su país. Piñeiro presenta mañana el libro en la Fundación Luis Seoane de A Coruña (20 horas), y el viernes lo hará en la librería Cronopios de Pontevedra (19.30).

-¿Cuáles son esas maldiciones a las que se refiere el título?

-En Argentina la maldición de Alsina dice que ningún gobernador de la provincia de Buenos Aires será presidente y, de hecho, así ha sido hasta ahora. De ella hablo en la novela. Pero cada uno de nosotros tenemos nuestras propias maldiciones, la mochila que cargamos y contra la que hay que luchar o no a lo largo de la vida y que pueden ser imaginarias. De eso también trata el libro.

-En su novela hay una dura crítica a la nueva política, representada por el Pragma, un partido inventado, encabezado por un líder imaginario, Fernando Rovira, gobernador de Buenos Aires.

-Yo quería trabajar el discurso político más que la política misma, cómo antes había discursos políticos con contenido, con ideología, que pensaban en el bien común con una perspectiva de futuro y hoy parece que están armados desde lo inmediato, el márketing, Twitter, para producir un efecto y lograr el voto en las próximas elecciones, no pensando en las próximas generaciones. La novela trata de cómo se construye un político mediante mecanismos como el márketing, los focus groups, en contraste con los viejos políticos que eran estadistas. Esto no solo pasa en Argentina, sino que son ciclos mundiales, porque de alguna manera Trump o Macron también son construcciones más del márketing que de la ideología.

-En su país se hacen cábalas sobre a qué político se parece Rovira y algunos lo comparan con el presidente Macri.

-El personaje no tiene nada que ver con Macri en su forma de ser, pero sí pertenece a un partido político armado a partir de determinados patrones, empresarios que deciden saltar a la política creyendo que pueden manejar un país como si fuera una empresa, pero que carecen de visión política.

-¿La división de la provincia de Buenos Aires, que preconiza Rovira, está sobre la mesa en la política argentina?

-Cada tanto aparece. En la novela yo quería que Rovira presentara un proyecto como algo beneficioso para el pueblo pero que solo lo era para él. Tiene que ver con que él cree en la maldición de Alsina y propone una ley para dividir la provincia de Buenos Aires porque piensa que si no lo hace nunca será presidente.

-Usted vio llorar a su marido, que fue juez del tribunal que juzgó a los militares, viendo un vídeo de un discurso de Alfonsín, y eso le llevó a crear un personaje que lo recuerda con añoranza y emoción.

-Sí, es su discurso de cierre de la campaña presidencial de 1983 en la avenida 9 de Julio de Buenos Aires, repleta de gente, que termina recitando el preámbulo de la Constitución, que fue su guía política toda su vida. Probablemente hoy muy pocos políticos argentinos se sepan ese preámbulo de memoria. Ese vídeo te emociona, porque ves que ese político hablaba de otra forma.

-Usted reivindica la ficción frente al discurso político.

-Una novela es verdad porque al lector le dices que es una novela y la lee sabiendo que es una ficción, mientras en el discurso político uno se cree o tendría que creerse que le están diciendo la verdad, aunque eso pase cada vez menos. Por ello, es mucho más verdadera la ficción que el discurso político. En mi novela hay hasta dos entrevistas reales con políticos, Ricardo Alfonsín, el hijo del que fue presidente, y el peronista Eduardo Duhalde, los dos referentes políticos de la provincia de Buenos Aires. Son reales pero forman parte de una ficción.

«La selección de fútbol es una metáfora de Argentina»

Economista de formación, comenzó en la literatura enviando una novela al premio La Sonrisa Vertical, y quedó finalista. «Me enteré de que había ese premio y empecé a escribir y cuando vi las bases descubrí que era para novelas eróticas, entonces me compré todo lo que encontré de Anais Nin, Henry Miller y otros autores y añadí situaciones eróticas al material que había escrito», cuenta la autora.

-Rovira consulta a una bruja, algo que han hecho políticos reales.

-En la novela saco los casos de Franco y la monja bilocada y el de Jordi Pujol, que consultaba a una vidente. Menem y Chávez también lo hacían. Uno se pregunta por qué a determinados presidentes no les pidieron un psicotécnico para saber si estaban en sus cabales, por ejemplo a Trump y a Kim Jong Un.

-¿Por qué cree que tantos políticos acuden a videntes?

-Probablemente es por la soledad del poder. Cuando toman decisiones que no saben cómo van a funcionar, si alguien les dice que irán bien es tranquilizador.

-En su novela da una visión cruel de la política con políticos capaces de todo por lograr sus objetivos y sin embargo a los lectores argentinos les parece verosímil.

-Yo sentía al escribir que estaba en el límite, que me podía caer del lado de lo inverosímil, pero entonces sucedían cosas en Argentina que eran peores que las que a mí se me habían ocurrido.

-La novela es también una reflexión sobre la paternidad.

-Inicialmente, trataba de un jefe que pide a su asistente un sacrificio. Yo lo trasladé a la política y la paternidad, pero no quiero revelar lo que pasa en la novela.

-En Argentina hay un bum de la política.

-Todo el mundo habla de política todo el tiempo y ve programas de política en televisión en los que se discute a gritos.

-En España llama la atención que un país como Argentina no haya alcanzado todo su potencial.

-La selección de fútbol es una metáfora de lo que nos pasa, tenemos grandes figuras individuales como Messi, pero el conjunto no funciona igual.