Sally Potter y «The Party», vitriolo en vena

miguel anxo fernández VALLADOLID / E. LA VOZ

CULTURA

NACHO GALLEGO | EFE

La directora británica es una de las nueve directoras en la sección oficial de la Seminci que aspiran a hacerse con la Espiga de Oro

23 oct 2017 . Actualizado a las 07:44 h.

La clave femenina está muy presente en esta 62.ª Seminci, más allá de las propias películas. De ahí que hoy lunes la gran protagonista sea la jornada Mujeres en el cine español, liderada por CIMA y la revista Caimán, que hacia el mediodía dará a conocer un documento de conclusiones que pretende ser radiografía y al mismo tiempo punto de partida.

Pero la gran codiciada del festival es su Espiga de Oro y por ella compiten nueve directoras en la sección oficial, cifra récord en la historia del certamen. Como la británica Sally Potter con The Party, una comedia sobre guion propio, sobrada de vitriolo y que no deja títere sin cabeza, ya sea la política, la sanidad, los intelectuales, el dinero, el sexo, en fin, todo cabe en apenas setenta minutos de metraje servidos en blanco y negro, con unos diálogos tan chisposos como inteligentes y un envidiable plantel de siete actores, entre ellos Timothy Spall, Kristin Scott Thomas y Bruno Ganz, con el virtuoso añadido de estar contada en tiempo real. La recién nombrada ministra de Sanidad convoca en su casa a un grupo de amigos para celebrarlo y todo acaba como el rosario de la aurora. Llegará a las carteleras españolas el próximo enero. 

Impecable cine negro

Fue la de ayer una jornada redonda y de buen cine, completada con un noir de impecable acabado y llegado desde Suecia, The Nilo Hilton Incident, que ya reconocieron en Sundance como el mejor filme internacional a concurso. Es la tercera del sueco de origen egipcio Tarik Saleh, protagonizada por Fares Fares, también sueco aunque nacido en Líbano. Interpreta a un oficial de la policía egipcia en los convulsos días previos a la Primavera Árabe del 2011, tomando como base para el guion del propio Saleh el crimen real de la cantante libanesa Suzanne Tamin, ocurrido en el 2009. Sin descartar los elementos comunes al género, el filme aporta singularidad, eficiencia narrativa, gradadas notas de ambiente y un personaje principal bien dibujado en el contexto de una policía corrupta sistémica, de la que él mismo es arte y parte. Se aleja en la forma del thriller nórdico al sacarlo de su marco ambiental y llevarlo al Cairo, recreado de forma veraz en la Casablanca marroquí. También tendrá estreno próximo.