Sartre y Camus, nuevo asalto

Xesús Fraga
x. fraga REDACCIÓN / LA VOZ

CULTURA

Javier Reverte abre el curso «Choque de trenes» en la Fundación Seoane con un análisis de ambos filósofos y dos de sus obras más emblemáticas

26 sep 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Sartre y Camus: ambos escritores encarnan el espíritu del nuevo curso de la Fundación Luís Seoane, Choque de trenes, que contrapone a destacadas figuras literarias célebres por su rivalidad, literaria y, a veces, también personal. Este miércoles Javier Reverte abre las sesiones en A Coruña con un análisis de la personalidad de los filósofos franceses y su lectura particular de dos de sus obras más emblemáticas, La náusea y El extranjero. Seguirán, en octubre y noviembre, nuevos combates entre Hemingway y John Dos Passos, a cargo de Ignacio Martínez de Pisón; Mario Vargas Llosa y Gabriel García Márquez, conducido por José Esteban; y Roger Casement y Joseph Conrad, arbitrado por Eduardo Riestra, coordinador también del curso.

En la polémica entre Sartre y Camus, las preferencias de Reverte no son ningún secreto: no en vano ha dedicado al segundo un libro, El hombre de las dos patrias. «Sí, las cosas van por ahí, básicamente por el argumento fundamental, con el que estoy de acuerdo, de que no hay nada que justifique una muerte», explica el escritor, quien también añade como valor camusiano a reivindicar su irrenunciable compromiso con la democracia, especialmente ahora «que algunos sectores de la izquierda parecen negarla».

El papel del intelectual

Los debates y desencuentros públicos de Camus y Sartre pertenecen a otra era: primero, el mundo ya es otro y, segundo, el papel del intelectual también se ha transformado. «Eran grandes pensadores pero el mundo en el que vivían estaba volcado en posiciones muy extremas; venían de la Revolución rusa, de las guerras mundiales y la española... su debate ácido se dio durante los años del estalinismo», analiza Reverte. Ambos estaban implicados en una «lucha concreta, de ideas, no de armas, mientras que hoy hay una pasividad. Hay despiste en ciertos sectores intelectuales. La filosofía se ha instalado en la perplejidad, no tiene respuestas y además arrastra cierto sentido de culpabilidad, porque en el siglo pasado muchas de sus ideas derivaron en autoritarismo y sangre». En cuanto al papel del intelectual, Reverte cree que prácticamente ha desaparecido de la vida social y su prestigio ya no es el de antaño. «No se tiene en cuenta para nada. Y en España este gobierno no deja de atacar a la cultura».