La esquizofrenia de Ozon golpea otra vez

Eduardo Galán Blanco

CULTURA

«El amante doble» nos ha dejado más fríos que un invierno polar

25 sep 2017 . Actualizado a las 07:13 h.

La última película del provocateur François Ozon nos ha dejado más fríos que un invierno polar. La narración es confusa, da la sensación de que el sobrevalorado auteur no sabía muy bien qué contar y tiró de retales de las películas de su videoteca, adaptando una novela de la gran escritora Joyce Carol Oates. Increíblemente, para algunos la cosa es resultona: está claro, el morbo de la belleza hipnótica y desnuda -¡y tanto!- de Marine Vacth puede mucho, no en vano ya era la única perla de Joven y bonita, otra empanada de monsieur Ozon que quería ser una revisión de Belle de jour y que se quedaba en un storyboard de una sesión de fotos de Helmut Newton. Aquello era casi nada, aunque manoseaba materiales muy serios: la juventud y la vejez, el erotismo de la degradación y la sumisión, la atracción del abismo, la autodestrucción. En El amante doble, el cineasta regresa a algunos de estos temas, a los que añade el clásico asunto de la esquizofrenia y del doble, y se lía mezclando Inseparables de Cronenberg con una de Hitchcock o, más bien, con el Hermanas de Brian De Palma. Cargada de trucos baratos y fáciles, la trama de la chica fantasiosa enamorada de su desdoblado psicoanalista, que no es quién parece -«No era yo, era alguien que se me parece»- pronto se desvanece, perdiendo la más mínima coherencia. Y todos los MacGuffin que utiliza el cineasta -incluyendo el toque Semilla del diablo de Polanski- van cabreando cada vez más al espectador confiado que no se esperaba tal refrito inmoral.

Jéremie Renier, a lo amante bilingüe Marsé/Marés, resulta de verdad insoportable y no tiene lo que hay que tener -magnetismo, talento- para sostener a su amante doble. Menos mal que, junto a la presencia hermosa, mórbida y algo andrógina de Vatch con su abismal rostro prerrafaelista, tenemos a una incombustible septuagenaria Jacqueline Bissett, cargada de ironía, puesta casi en plan criada de Rebeca. Pues lo gótico podría haber sido la salvación de El amante doble. Pero tampoco.

En fin, otra boutade del irregular creador de las notables Los amantes criminales, Swimming pool, En la casa o Frantz.

«L’AMANT DOUBLE»

Francia-Bélgica, 2017.

Director: François Ozon.

Intérpretes: Marine Vatch, Jéremie Renier, Myriam Boyer, Jacqueline Bisset Reymond.

Drama. 108 minutos.