Esta es la novela 4.0: el hipnótico hilo de Manuel Bartual

Rubén Santamarta Vicente
rubén santamarta REDACCIÓN / LA VOZ

CULTURA

El valenciano atrapó durante una semana a 400.000 lectores con una arriesgada propuesta narrativa

29 ago 2017 . Actualizado a las 10:27 h.

Las redes sociales son algo más (mucho más) que vomitorios de resentidos bajo el anonimato. Son también un escenario fantástico y una plataforma gigantesca para la gente con talento. Manuel Bartual (Valencia, 1979) es de estos segundos y ya lo había demostrado en obras como Escucha esto o en su trabajo al frente de la editorial Caramba. Tiene este dibujante olfato para las buenas historias, y hace justo una semana arrancó la suya en Twitter, la red de vídeos, fotos y mensajes de hasta 140 caracteres. «Ando de vacaciones en un hotel cerca de la playa. Iba todo bien hasta que han comenzado a suceder cosas raras», escribió entonces para sus 40.000 seguidores.

La historia, aparentemente real, fue atrapando a más lectores hasta alcanzar los 400.000 en pocos días. Inédito. Bartual se fue sirviendo de los recursos que ofrece la red, montando vídeos con el móvil que simulaban estar ocurriendo en tiempo real, imágenes que añadían tensión, pequeños montajes... Todo ello para construir un thriller sugestivo ambientado en un indescriptible hotel de Mallorca en el que aparecían dobles del propio Bartual, recepcionistas que respondían como máquinas o, quizá lo más logrado, un largo mensaje cifrado en un rollo de papel higiénico que los lectores ayudaron a componer a través de comentarios. Otra manera más de estrujar el lenguaje. No es nuevo: otros creadores lo habían hecho en Estados Unidos, como Adam Ellis, pero no con la potencia de Bartual, que en Twitter llegó a convertirse en tendencia mundial. Su repercusión llegó a ser tal que cadenas de hoteles y de viajes se sumaron al diálogo en esa red social, estrellas deportivas como Piqué o Casillas iban respondiendo al propio creador valenciano, y hasta la Policía entró al trapo a través de un mensaje humorístico. Porque, eso sí, humor no le ha faltado en toda una trama hipnótica cuyo final desveló ayer: era todo un juego. Un juego con el que ha roto las formas tradicionales de contar una historia. Ojo a futuros imitadores de este pionero: la línea entre la grandeza y el ridículo es muy fina.