José Luis Cuerda: «Voy a hacer otra película, pero que no llame nadie, que está todo ocupado»

Rodri GArcía A CORUÑA / LA VOZ

CULTURA

ÓSCAR CELA

El cineasta recibe mañana el premio de la Semana de Cine de Betanzos y el domingo participará en las Xociviga

28 jul 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Amanece que no es poco se proyectó el pasado miércoles en el cine Alfonsetti de Betanzos. Al acabar, su director, José Luis Cuerda (Albacete, 1940), participaba en la inauguración de un festival que está proyectando sus películas y que él mismo cerrará mañana sábado. Y el domingo, a las 22.30 horas, estará en la Plaza Mayor de O Carballiño en la proyección de El bosque animado con la que Xociviga rinde homenaje a Fernando Rey en el centenario de su nacimiento. Después de sortear el orvallo que ayer caía sobre A Coruña -«¿Pero hoy no salía aquí el sol?»- Cuerda se mostraba satisfecho del recibimiento en Betanzos: «Es gente muy cariñosa y como la primera película que se puso fue Amanece que nos es poco, que tiene mucho terreno ganado, se alegraron».

-Cuando presentó en A Coruña «Todo es silencio», dijo que no haría una segunda parte de «Amanece...» porque había vuelto a verla y a la media hora había tres que ya se habían muerto...

-Puede ser. No me acuerdo de eso exactamente pero es verosímil... Ahora mismo tengo el proyecto de hacer una película. Ya está en marcha. No quiero publicitarlo mucho porque sino me llama todo el mundo pidiendo y ya no tengo trabajo a estas alturas: es un reparto enorme pero está cubierto.

-¿De qué va esa película?

-Se llama Tiempo después. Es una historia que transcurre en el año 9917, mil años arriba o mil años abajo, que no quiero pillarme los dedos [risas]. El mundo ha quedado reducido a un edificio emblemático en el que está el establishment, donde hay una representación de todas las actividades, duplicadas, para que haya libre competencia....

-¿Todo el mundo ahí metido?

-Todo el mundo del establishment, pero en las afueras hay miles y miles de parados y hay uno de esos que lo quiere es vender una limonada que hace muy buena y quiere entrar en el edificio para venderla. No le dejan entrar, porque dejaría de ser un parado. Entonces el alcalde le dice que tiene una jefa de gabinete muy guapa y muy lista, y que en vez de vender limonada lo que puede hacer es enamorarse de ella, que se haga su novio y entra. El hombre tiene miedo de no enamorarse y el alcalde le propone el método empírico: «La chica se desnuda, tú la acaricias y te enamoras». «¿Y si la acaricio y no me enamoro?». «Pues entonces es que eres gilipollas...». No sé si esto es correcto o no. Yo siempre digo que lo que pasa en las películas es cosa de los personajes, no es que yo diga que haya que usar el método empírico, lo dicen los personajes. Yo creo un mundo y para que no se derrumbe tiene que estar bien hecho.

-En una única escena de «Total» cuenta una historia de amor...

-Entera. Estoy contentísimo de eso. Un trávelin con Enriqueta Carballeira y Miguel Ángel Rellán en el que él empieza diciendo que se ha enamorado de ella, porque se le pone un nudo en la garganta. Ella dice que también le quiere y es una historia de amor que termina con una panorámica en la que la voz en off dice que fruto de aquellos amores desgraciados, porque acaban diciendo «ya no te quiero», «vete a la m...», nació Julito. Es de las cosas que he hecho de las que estoy más contento.

-Lo de cultivar vino es que esto solo se lleva con un par de copas...

-No, no. En mi casa nunca se bebía vino, mi padre odiaba a los bebedores. Era jugador de póker profesional, que es una cosa para la que hay que estar muy lúcido. De hecho, los Cuerda nos fuimos a vivir a Madrid porque mi padre le ganó a un constructor un piso en el Paseo de La Habana, a estrenar, y nos fuimos para allá.

-¿Jugando al póker?

-Sí. Un piso que vendimos luego en 73 millones de pesetas. Fue una buena mano. A mí me parece el dinero mejor ganado y más honradamente porque tú lo que le ganas a otro es lo que él quiere ganarte a ti. No hay relación económica que sea más limpia.

-¿Juega al póker?

-Sí, pero soy malo y la comparación es mi padre, que era de los mejores de España y de eso vivía. Entonces estaba prohibido pero iban todos a jugar.