Galicia se entregó al «livin' la vida loca» de Ricky Martin

Javier Becerra
JaVIER BECERRA A CORUÑA / LA VOZ

CULTURA

El cantante ofreció un vibrante concierto en el Coliseo, donde repasó su grandes éxitos ante un público enfervorecido

12 jun 2017 . Actualizado a las 14:19 h.

Han pasado 18 años de la salida de Livin’ la Vida Loca, aquella canción con la que Ricky Martin agitó a medio mundo a finales de los noventa. Su poderío permanece intacto. Anoche, en el Coliseo de A Coruña, zarandeó con ella a las 8.500 almas que lo secundaron. Las empujó a vibrar y abrazarse al hedonismo de la vida vivida de esa manera. Flanqueado por ocho bailarines y propulsado por la sección de viento, sus ritmos quebrados retorcieron caderas, alzaron brazos al cielo y forzaron gargantas con su celebérrimo estribillo.

El puertorriqueño llevaba apenas media hora sobre un escenario conquistado de antemano. El multiusos coruñés -que venía de batir récords agotando todo el aforo en solo tres horas el día que las entradas salieron a la venta -, supuraba pasión. Desde el principio, con esa introducción de funk desbocado de Mr. Put It Down que dejaba claro que es una estrella internacional sin fronteras. Y hasta el final, donde a golpe de merengue entregó La mordidita, apuntando que, pese a todo, viene de donde viene. Todo ello entre la euforia de un público que bailó, botó y, por momentos, tocó el cielo.

Pidió Martin, en un momento del concierto, que la gente se olvidase de todo, se liberase y perdiera el miedo al ridículo. Mientras, los meneaba cual marionetas al son de Por arriba, por abajo. Entre la exhortación y la danza se creó un estado de enajenación y segregación de endorfinas. El punto justo en el que la gente se encuentra ahí mejor que en ningún otro sitio. Era la culminación de una tríada de hits que empezaba con el pasito p’lante de María y seguía con La Bomba.

También hubo momentos de calma, baladón y romanticismo. Primero con Tal vez, para hacer de contrapunto a un Adrenalina que hizo levantar toda la grada por primera vez. Luego, con Tu recuerdo, un emotivo rescate. Martin recordaba así su primer éxito en España y lograba hacerla coral en la boca de su fans. Pero más allá de la suavidad, al Coliseo se fue a bailar. Y se bailó mucho. Con It’s Alright, donde el artista apareció con falda. Con su éxito actual, Vente pa’ca. Y, por supuesto, con The Cup of Life, contestada en el foso de modo tribal por un público casi tan internacional como el de un mundial.

Por allí se vieron banderas de Galicia, Francia, Colombia, Argentina o Puerto Rico. El cantante se refirió a todas ellas. Pero se detuvo especialmente en una: «Venezuela, el mundo te está viendo, así que vete a la calle y exige lo que te mereces», dijo entre aplausos. Eso sí, algunos de estos derivarían en quejas cuando, finalizada la actuación, se comprobó que solo había transcurrido hora y media. A la salida del Coliseo no fueron pocos los que lamentaban que el espectáculo no se hubiera estirado un poco más.